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viernes, 25 de septiembre de 2015

¿Es posible el cambio en metodologías de enseñanza? Analogías entre la aviación y la educación

Hayao Miyazaki
Ayer vi una película que  me ha inspirado sobre la entrada que debía escribir estableciendo analogías entre las innovaciones en la educación y las innovaciones en la aviación. "The wind raises" la última obra maestra de Hayao Miyazaki trata de los sueños de un famoso diseñador de aviones, Jiro Horikoshi. Esta entrada de blog a su vez trata de los sueños de un diseñador de nuevas metodologías de enseñanza, un servidor.
 Los aviones son buenas metáforas de los sueños y como estos, se rompen y caen en pedazos que quedan esparcidos en el terreno. Pese a ello, si somos creadores, debemos perseverar y crear nuevos sueños. Dicen que Miyazaki se decidió a dirigir la que posiblemente sea su última película, tras leer una hermosa cita del personaje en el que está basada la historia, Jiro Horikoshi, el diseñador de aviones que decía "All I wanted to do, was to make something beautiful" .


La película me hizo reflexionar sobre mis sueños de juventud. Empecé a hacer mi tesis en mi alma mater, la Universidad de Alcalá con el sueño de llegar a hacer grandes descubrimientos y encontrar tratamientos para el cáncer. Era un sueño que tenía desde niño. Cuando 10 años después de empezar a investigar me dieron el premio al mejor investigador joven de mi universidad, parecía que iba camino de conseguir mi sueño pero, por el camino me habían quitado la ilusión juvenil por trabajar 60 horas a la semana, por llevar bata, por experimentar e investigar, pues había comprendido que ese sueño no era posible en unas circunstancias tan contrarias como las de las universidades españolas. Tal vez el oficio de  investigador sea como el  de periodista que no es malo siempre que se sepa dejarlo a tiempo. Tener éxito en esa empresa no dependía de mi, pues pese a todos mis esfuerzos era mi entorno el que no lo hacía posible. Podía haber perseverado en el sueño y cambiar de entorno, pero con esposa y dos hijos pequeños e hipoteca por pagar en Alcalá de Henares. Decidí quedarme donde mi corazón estaba y dejar de perseguir mi sueño original. No quería convertirme en otro científico desgraciado por anteponer mi carrera a mi familia. No quería abandonar a los míos en pos de una quimérica búsqueda de la piedra filosofal y de la vanagloria. Decidí mantenerme en mi entorno local y cambié a un sueño que me fuese más posible realizar y que sólo dependiese de mi esfuerzo.

 El nuevo sueño era contribuir a mejorar la enseñanza de mis alumnos y a difundir entre los profesores universitarios españoles las metodologías que permitiesen mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos

 Se trataba de experimentar nuevas metodologías de enseñanza, para así lograr aportar a mis alumnos eso que podrían necesitar más en su futuro profesional, lograr que desarrollasen competencias y aprendiesen más y con autonomía, sin necesidad de profesores que les indicasen lo que debian aprender. Por ello, empecé a usar una nueva metodología inductiva, el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) para que mis alumnos desarrollasen las competencias  transversales que yo había echado en falta en mi propia formación universitaria. Mediante el uso de una variante de esta metodología de aprendizaje inductivo basada en el uso de documentos como problemas, logramos contribuir de manera muy notable al desarrollo de competencias en nuestros alumnos. Diez años antes de la implantación del EEES empezamos a trabajar con evaluación continua de actividades académicas dirigidas al fomento de competencias transversales para el aprendizaje autónomo y la comunicación científica.

 Tras cinco años de experiencias muy exitosas con estas metodologías, mi sueño era contar a otros profesores lo que podía conseguirse gracias al ABP y enseñarles a ponerlo en práctica en sus propias asignaturas. Di dos cursos de formación del profesorado muy exitosos en mi universidad pero al siguiente año cambiaron los dirigentes de la formación y ese sueño se acabo.  Sin embargo, realicé mi sueño ejerciendo mi magisterio en otras universidades que me abrieron sus puertas. Así me fui a enseñar lo que sabía en hasta un total de 23 universidades que supieron apreciar el valor de mi experiencia  como docente y aprovecharla como un recurso para formar a su profesorado. Puedo estar orgulloso de haber cumplido mi sueño, pues once años después he impartido 100 cursos de formación del profesorado a más de 2.500 profesores de 23 universidades españolas. Hace once años hasta yo mismo habría considerado este logro como totalmente imposible. 

Lo que hoy parece imposible en educación será lo normal en el futuro


L Dee Fink
El profesor de profesores L Dee Fink nos enseña que lo que hoy parece imposible será realidad en un futuro. De hecho, lo que hoy nos parece evidente, normal y rutinario en otros tiempos parecía imposible a la inmensa mayoría y sólo lo veían posible, los escasos e incomprendidos visionarios. Por tanto, debemos ser muy cautos al enjuiciar si las mejoras y logros señalados por los pioneros en ciertos campos nos parecen del todo imposibles, pues podemos equivocarnos de cabo a rabo y cuando pasen unos años quedar, a la luz de la perspectiva histórica,  ridiculizados por nuestra miope falta de visión estratégica
Por tanto, el necesario cambio en educación, que nos parece tan difícil y hasta imposible de lograr, posiblemente sea realizable si alguien lo intenta con nuevas ideas y la energía necesaria. Parece muy difícil lograr que casi todos nuestros alumnos desarrollen todas las competencias incluidas en nuestras memorias de grado. Pero también parecía muy difícil a principios del siglo XX el transporte aéreo en masa. Esto me lleva de nuevo a la película y a la metáfora de Fink.
En la película The wind raises el protagonista Jiro Horikoshi, el joven ingeniero aeronáutico autor del diseño de los famosos Mitsubishi A5M y A6M (el famoso Zero de la armada japonesa)  sueña en varias ocasiones con un pionero italiano de la aviación Giovanni Caproni que quería construir barcos volantes y llevar a grandes cantidades de personas por el aire.
 Caproni fue uno de los primeros que propuso los aviones comerciales como un medio para transportar a la gente, creó los primeros aviones destinados al uso comercial de transporte de pasajeros e incluso construyo el prototipo de un hidroavión gigante para el transporte trasatlántico de pasajeros (Que no superó su primer vuelo).

Giovani Caproni
Este personaje visionario de la aviación comercial, me recordó la metáfora de Fink que oí en uno de sus excelentes cursos hace años.
La historia metafórica que contaba Fink era más o menos la siguiente :
Pensemos en que viviésemos al principio del siglo XX y viniese alguien (por ejemplo Giovanni Caproni) y dijese: "voy a crear un método para llevar cientos de personas volando a miles de kilómetros en unas horas". La mayoría de la gente pensaría: "Ese tío está loco de remate, eso que propone es imposible". Sobre todo si el avión prototipo se rompiese en su vuelo inaugural. Sin embargo, pasados los años, lo que antes era imposible e impensable, ahora nos parece lo más normal del mundo.

¿Cómo se pasó desde el absolutamente imposible a la normalidad y la rutina?

Esto es como la paradoja de Aquiles y la tortuga (también tratada en la película de Miyazaki). La respuesta es que el cambio fue resultado de la combinación de innumerables pequeños cambios que se fueron acumulando y se produjeron gracias a una serie de ingenieros trabajando obsesivamente por mejorar el diseño de los distintos elementos necesarios para este proceso. Estos inventores e ingenieros fueron averiguando como optimizar los distintos elementos y subprocesos implicados en la construcción de aeronaves. Unos trabajaron en la mejora de los materiales empleados en la construcción de aeronaves y crearon el duraluminio, otros en la extracción y el refinado de combustibles para sacar queroseno a partir del crudo, otros en la mejora de los motores de explosión interna y más tarde en el desarrollo de los de turborreacción, otros en la aerodinámica y los sistemas de seguridad. Etapa, tras etapa, las aeronaves fueron mejorando para poder transportar a más pasajeros, más lejos y en menos tiempo y en condiciones de más seguridad. Los transportes aéreos cada vez eran más rápidos, seguros (y hasta baratos con las aerolíneas low cost).

La analogía de Fink es que la misma transformación que hicimos en el pasado con la aviación la podemos hacer ahora mismo con la educación si depositamos en ello la fe y la energía necesaria. La analogía de Fink nos muestra que logros que actualmente parecen imposibles con las metodologías tradicionales (y medievales) de enseñanza, serán perfectamente posibles y hasta rutinarios con combinaciones de metodologías mejoradas como la pedagogía inversa, las metodologías inductivas (indagación y proyectos), la enseñanza justo a tiempo y la gamificación. 

¿Parecía posible hace dos años que este blog llegará a recibir 9.000 vistas al mes?

Pues si y ya lo han visitado tantas personas como cabrían en 350 Boeing 747, pues hemos llegado a las 173.000 visitas. A veces los sueños (perseguidos hasta la extenuación) se convierten en realidad.