Los autores además, comprobaron la reproducibilidad de sus
hallazgos repitiendo su experiencia de comparación en otro semestre y obtuvieron de nuevo una mejora
significativa en mejor comprensión conceptual en la asignatura impartida de
manera activa que en la asignatura impartida de modo tradicional. Bill Wood nos
lo cuenta con mucha calma (se le entiende muy bien) en el siguiente vídeo (que he subtitulado al castellano para que se entienda mejor).
Este trabajo demuestra que la enseñanza activa produce mucho más aprendizaje que la tradicional y que por tanto los profesores decentes preocupados por el aprendizaje de nuestros alumnos deberíamos esforzarnos un poco más por abandonar la cómoda metodología de enseñanza tradicional, para así lograr que nuestros alumnos aprendiesen más y mejor. Eso haríamos como seres racionales que somos, si el aprendizaje de nuestros alumnos nos importase más que lo que nos importa nuestra propia comodidad. Sin embargo, parece que nuestro egoísmo y nuestro deseo de comodidad, hacen que el orden de prioridades sea el opuesto, primero nuestra comodidad y después en último lugar el aprendizaje de nuestros alumnos.
A la luz de esta (Knight Wood 2005) y otras investigaciones sobre aprendizaje activo (Deslauriers 2011 Freeman 2014) no parece eficaz (ni ético)
enseñar con el modelo expositivo tradicional, lo éticamente correcto es utilizar métodos más motivantes para el
alumno y más eficaces a la la hora de producir más y mejor aprendizaje y
ejercicio de niveles de razonamiento de orden superior (analizar, sintetizar,
juzgar y crear) y desarrollo de competencias transversales para el siglo XXI
(colaborar, comunicar, resolver problemas con TICs ).
Por ello, no deberíamos dar clases puramente expositivas sino incorporar más aprendizaje activo en nuestras clases. Nosotros en el área de inmunología de la Universidad de Alcalá lo hacemos usando un
modelo de aprendizaje inverso en el que pedimos a los alumnos estudian los materiales antes de empezar
cada nuevo tema, nosotros estudiamos sus dudas y reenfocamos la clase sobre las
ideas que les resultan más difíciles de comprender y por ello en clase comentamos
y discutimos dudas más frecuentes, planteamos preguntas, registramos y
valoramos la participación de los alumnos.
Solemos pedir a los alumnos que
contesten a preguntas de respuesta abierta, a veces a preguntas de elección
entre múltiples respuestas y a veces les pedimos que se “logen” a Apps de
respuesta personal como socrative o mentimeter y contesten con sus móviles.
Estas preguntas nos permiten detectar que ideas no comprenden algunos alumnos e
intentamos reexplicarlas o debatirlas. A veces estás preguntas también nos
sirven para provocar discusiones (académicas) en clase.
Si nuestras instituciones nos exigiesen que nos dejásemos de cómodas tradiciones y utilizásemos para enseñar aquellos métodos que han demostrado ser los más eficaces y que están respaldados como mejores prácticas docentes por la bibliografía especializada en lugar de repetir una y otra vez lo que nos dicta la tradición y la comodidad personal, tal vez al fin cambiaríamos a regañadientes forzados por las circunstancias y así ocurre en instituciones donde la dirección respalda e impulsa el uso de las mejores prácticas docentes. Sin embargo, ni siquiera es probable que esto ocurra en España pues nuestras instituciones de enseñanza parecen tener otras prioridades más apremiantes, importantes y urgentes que mejorar el aprendizaje de sus alumnos.
El resultado de todo ello es que año tras año los profesores se resisten con gran éxito a enseñar según los dictados de la evidencia publicada en la literatura sobre enseñanza universitaria. Por ello, en esta entrada vamos a dar marcha atrás en el tiempo para mostrar en un orden cronológico algunas de las evidencias de la ineficacia de la metodología tradicionalmente empleada en la educación universitaria para producir aprendizaje y de como esta falta de eficacia podría ser solucionada incorporando metodologías alternativas de enseñanza-aprendizaje como el aprendizaje activo, el aprendizaje inductivo y el aprendizaje inverso o flipped learning.
Un viaje en el tiempo a los primeros trabajos que compararon el aprendizaje tradicional con el Aprendizaje activo
Hestenes fue un pionero en el campo de comparar la eficacia de distintas metodologías de enseñanza y para ello utilizó dos herramientas conceptuales muy interesantes:1) los inventarios conceptuales y 2) las ganancias en comprensión conceptual. Usó un cuestionario de preguntas MCQ (multiple cohice questionnaire) antes de la instrucción mediante una asignatura de física para así conocer el nivel de partida de sus alumnos en cuanto a su comprensión de las leyes físicas del movimiento. La medida de la comprensión conceptual de la física por los alumnos se obtenía mediante conjuntos de concept tests en los que los alumnos debían transferir su comprensión de las leyes físicas, a la predicción de lo que ocurriría en nuevas situaciones hipotéticas. Así se obtenía el nivel previo de partida o pretest de cada alumno.
Después del periodo de aprendizaje de la física en la asignatura volvió a pedirles a sus alumnos que por sorpresa contestasen al mismo cuestionario (posttest) para medir la ganancia de aprendizaje en cada alumno y en cada clase restado al resultado del posttest el del pretest y así poder comparar rigurosamente los efectos de diversas metodologías de aprendizaje sobre la ganancia de nivel de comprensión conceptual de alumnos individuales y de la clase entera como grupo.
Así mediante la realización de una prueba diagnostica inicial se establecían los niveles de comprensión de partida de cada alumno (pretest). Tras someter a grupos experimentales y control a distintos tipos de instrucción por ejemplo tradicional pasiva versus otra metodología alternativa como son los métodos de implicación activa (que es el término con el que los físicos se refieren a lo que en otras disciplinas se denomina aprendizaje activo). De este modo se compararon las ganancias medias del aprendizaje restando a las puntuaciones obtenidas tras la instrucción, las puntuaciones de partida (posttest -pretest) en las clases de alumnos sometidas a los distintos tipos de enseñanza.
Estas comparaciones se realizaron entre miles de estudiantes (más de 6000) de decenas de clases (más de 60) en los niveles de high school, college y universidad. Estas comparaciones demostraron inequívocamente la superior eficacia de los métodos activos de enseñanza de la física (interactive engagement) sobre los métodos pasivos tradicionales. La eficacia superior de los métodos activos se demostró en los tres niveles formativos estudiados (high school, college, universidad).
En la siguiente figura las coordenadas de cada símbolo representan por un lado el nivel medio de comprensión conceptual de partida de un grupo de alumnos o clase (en el eje X) y por otro la ganancia de aprendizaje adquirida en la asignatura representada en el eje Y). Esta ganancia se obtenía comparando los niveles de comprensión medios obtenidos tras la impartición de cada asignatura con los obtenidos previamente en la evaluación diagnóstica realizada antes de impartir la asignatura Los datos de las asignaturas en las que se usaron metodologías tradicionales están representados por símbolos coloreados de albero y los de las asignaturas en las que se empleó aprendizaje activo (interactive engagement) por símbolos de color blanco.
Después del periodo de aprendizaje de la física en la asignatura volvió a pedirles a sus alumnos que por sorpresa contestasen al mismo cuestionario (posttest) para medir la ganancia de aprendizaje en cada alumno y en cada clase restado al resultado del posttest el del pretest y así poder comparar rigurosamente los efectos de diversas metodologías de aprendizaje sobre la ganancia de nivel de comprensión conceptual de alumnos individuales y de la clase entera como grupo.
Así mediante la realización de una prueba diagnostica inicial se establecían los niveles de comprensión de partida de cada alumno (pretest). Tras someter a grupos experimentales y control a distintos tipos de instrucción por ejemplo tradicional pasiva versus otra metodología alternativa como son los métodos de implicación activa (que es el término con el que los físicos se refieren a lo que en otras disciplinas se denomina aprendizaje activo). De este modo se compararon las ganancias medias del aprendizaje restando a las puntuaciones obtenidas tras la instrucción, las puntuaciones de partida (posttest -pretest) en las clases de alumnos sometidas a los distintos tipos de enseñanza.
Estas comparaciones se realizaron entre miles de estudiantes (más de 6000) de decenas de clases (más de 60) en los niveles de high school, college y universidad. Estas comparaciones demostraron inequívocamente la superior eficacia de los métodos activos de enseñanza de la física (interactive engagement) sobre los métodos pasivos tradicionales. La eficacia superior de los métodos activos se demostró en los tres niveles formativos estudiados (high school, college, universidad).
En la siguiente figura las coordenadas de cada símbolo representan por un lado el nivel medio de comprensión conceptual de partida de un grupo de alumnos o clase (en el eje X) y por otro la ganancia de aprendizaje adquirida en la asignatura representada en el eje Y). Esta ganancia se obtenía comparando los niveles de comprensión medios obtenidos tras la impartición de cada asignatura con los obtenidos previamente en la evaluación diagnóstica realizada antes de impartir la asignatura Los datos de las asignaturas en las que se usaron metodologías tradicionales están representados por símbolos coloreados de albero y los de las asignaturas en las que se empleó aprendizaje activo (interactive engagement) por símbolos de color blanco.
Al examinar los datos representados en la gráfica no hace falta ser de ciencias para darse cuenta de la neta superioridad de las metodologías activas en todos los niveles educativos estudiados. Sin embargo, parece muchos de los profesores universitarios de física no se dan por aludidos (¿no será por que los profesores de física casi nunca leen revistas sobre educación en física?). Lamentablemente, la respuesta es que posiblemente esa sea la razón.
Estos estudios demostraron que las asignaturas activas producen una ganancia del 48% con respecto a la máxima ganancia posible mientras que las metodologías tradicionales producen una ganancia del 23%. La diferencia entre ambas ganancias es del 25%. La conclusión es clara, el alumno medio aprende más del doble de física en una asignatura con aprendizaje activo, que en otra que emplea metodología tradicional.
Estos estudios demostraron hace décadas que los métodos de aprendizaje activo producen ganancias de aprendizaje en pruebas estandarizadas (como los force concept inventory) que doblan las obtenidas por metodologías tradicionales (Hake, Hestenes). Estos estudios despejaron toda duda razonable acerca de la superioridad de los resultados de aprendizaje conseguidos con las metodologías activas sobre los pobres resultados obtenidos con las metodologías pasivas tradicionales. Sin embargo, durante décadas la inmensa mayoría del profesorado siguió haciendo lo mismo (lo que le daba la gana) y eso significa que siguieron utilizando las ineficaces metodologías tradicionales pese a la evidencia científica publicada en contra de ellas.
La evidencia acerca de la eficacia del aprendizaje activo fue revisada por Prince en su artículo publicado en 2005 Does active learning work? A review of the research. Este artículo también tuvo un considerable impacto pues ha sido citado mas de 2.802 veces según Google Scholar. Sin embargo, ni siquiera la evidencia científica más convincente, es capaz de ablandar la marmorea caradura de los profesores más comodones y contrarrestar el peso de la inercia y la comodidad de seguir haciendo siempre lo mismo. Pese a estas evidencias que señalan claramente la necesidad de cambiar nuestras metodologías parece que muchos profesores de física (y de otras disciplinas) prefieren mirar para otro lado y seguir con su cómoda metodología tradicional.
En 2014 Freeman, publicó en Procedings of the National Academy of Sciences, un metaanálisis que comparaba los resultados de 125 estudios de comparación de resultados entre metodologías activas y tradicionales en la enseñanza de asignaturas universitarias de ciencias, matemáticas, ingenierías y tecnologías. Este meta análisis demostró que la implementación de métodos activos se asocia a mejoras medias de una magnitud cercana a 0,5 desviaciones estándar con respecto a las calificaciones medias obtenidas en las mismas asignaturas con metodologías tradicionales. Esto supone que el alumno mediana (percentil 50) con aprendizaje activo obtiene el mismo nivel de aprendizaje que el alumno del percentil 68 con la metodología tradicional. Esta mejora se observó repetidamente en 158 asignaturas de distintas disciplinas del campo de las ciencias, tecnologías, matemáticas e ingenierías (STEM).
Esta mejora en porcentaje de calificaciones no es debida a un aumento de abandonos de los alumnos con menor nivel de conocimientos cuando se usa al aprendizaje activo. Esto es algo que me suelen preguntar en los cursos algunos profesores inmovilistas (muy en el papel de abogado del diablo) que intentan encontrar un resquicio con el que mantener su incredulidad y así poder justificar su cómodo inmovilismo. A estos profesores les contesto que el porcentaje medio de los alumnos que fracasaron (suspenden o no se presentan) no sólo no aumentó con el aprendizaje activo sino que se redujo desde un 32% a un 21%, una disminución del 11 % que representa una disminución de un tercio con respecto a los niveles fracaso de de partida del 32% .
Si después de conocer este estudio seguimos utilizando las metodologías tradicionales, no será por falta de evidencia publicada que demuestre su eficacia sino porque tenemos la cara muy dura y no nos da la gana cambiar a metodologías de enseñanza que si son mucho más eficaces pero nos harían trabajar más y eso no nos gusta nada.
El éxito de las pedagogías de fomento del estudio previo en los años noventa
En los noventa las pedagogías activas e inductivas de segunda generación (Just in time teaching, Peer instruction, Team based learning) combinaron elementos diversos como el trabajo en equipo, el estudio previo y la evaluación adelantada con el fin de mejorar los resultados de aprendizaje. Estas metodologías de aprendizaje inverso inducían en los alumnos el estudio previo a las clases y en las clases usaban ejercicios de aprendizaje activo e inductivo. Estas técnicas (que entran dentro del concepto de lo que años después se denominó flipped learning) sirvieron para obtener mejoras significativas en las ganancias de aprendizaje y en las calificaciones obtenidas en los exámenes de evaluación del aprendizaje (Mazur).
Estos estudios demostraron que las asignaturas activas producen una ganancia del 48% con respecto a la máxima ganancia posible mientras que las metodologías tradicionales producen una ganancia del 23%. La diferencia entre ambas ganancias es del 25%. La conclusión es clara, el alumno medio aprende más del doble de física en una asignatura con aprendizaje activo, que en otra que emplea metodología tradicional.
Estos estudios demostraron hace décadas que los métodos de aprendizaje activo producen ganancias de aprendizaje en pruebas estandarizadas (como los force concept inventory) que doblan las obtenidas por metodologías tradicionales (Hake, Hestenes). Estos estudios despejaron toda duda razonable acerca de la superioridad de los resultados de aprendizaje conseguidos con las metodologías activas sobre los pobres resultados obtenidos con las metodologías pasivas tradicionales. Sin embargo, durante décadas la inmensa mayoría del profesorado siguió haciendo lo mismo (lo que le daba la gana) y eso significa que siguieron utilizando las ineficaces metodologías tradicionales pese a la evidencia científica publicada en contra de ellas.
La evidencia acerca de la eficacia del aprendizaje activo fue revisada por Prince en su artículo publicado en 2005 Does active learning work? A review of the research. Este artículo también tuvo un considerable impacto pues ha sido citado mas de 2.802 veces según Google Scholar. Sin embargo, ni siquiera la evidencia científica más convincente, es capaz de ablandar la marmorea caradura de los profesores más comodones y contrarrestar el peso de la inercia y la comodidad de seguir haciendo siempre lo mismo. Pese a estas evidencias que señalan claramente la necesidad de cambiar nuestras metodologías parece que muchos profesores de física (y de otras disciplinas) prefieren mirar para otro lado y seguir con su cómoda metodología tradicional.
En 2014 Freeman, publicó en Procedings of the National Academy of Sciences, un metaanálisis que comparaba los resultados de 125 estudios de comparación de resultados entre metodologías activas y tradicionales en la enseñanza de asignaturas universitarias de ciencias, matemáticas, ingenierías y tecnologías. Este meta análisis demostró que la implementación de métodos activos se asocia a mejoras medias de una magnitud cercana a 0,5 desviaciones estándar con respecto a las calificaciones medias obtenidas en las mismas asignaturas con metodologías tradicionales. Esto supone que el alumno mediana (percentil 50) con aprendizaje activo obtiene el mismo nivel de aprendizaje que el alumno del percentil 68 con la metodología tradicional. Esta mejora se observó repetidamente en 158 asignaturas de distintas disciplinas del campo de las ciencias, tecnologías, matemáticas e ingenierías (STEM).
Esta mejora en porcentaje de calificaciones no es debida a un aumento de abandonos de los alumnos con menor nivel de conocimientos cuando se usa al aprendizaje activo. Esto es algo que me suelen preguntar en los cursos algunos profesores inmovilistas (muy en el papel de abogado del diablo) que intentan encontrar un resquicio con el que mantener su incredulidad y así poder justificar su cómodo inmovilismo. A estos profesores les contesto que el porcentaje medio de los alumnos que fracasaron (suspenden o no se presentan) no sólo no aumentó con el aprendizaje activo sino que se redujo desde un 32% a un 21%, una disminución del 11 % que representa una disminución de un tercio con respecto a los niveles fracaso de de partida del 32% .
Si después de conocer este estudio seguimos utilizando las metodologías tradicionales, no será por falta de evidencia publicada que demuestre su eficacia sino porque tenemos la cara muy dura y no nos da la gana cambiar a metodologías de enseñanza que si son mucho más eficaces pero nos harían trabajar más y eso no nos gusta nada.
El éxito de las pedagogías de fomento del estudio previo en los años noventa
En los noventa las pedagogías activas e inductivas de segunda generación (Just in time teaching, Peer instruction, Team based learning) combinaron elementos diversos como el trabajo en equipo, el estudio previo y la evaluación adelantada con el fin de mejorar los resultados de aprendizaje. Estas metodologías de aprendizaje inverso inducían en los alumnos el estudio previo a las clases y en las clases usaban ejercicios de aprendizaje activo e inductivo. Estas técnicas (que entran dentro del concepto de lo que años después se denominó flipped learning) sirvieron para obtener mejoras significativas en las ganancias de aprendizaje y en las calificaciones obtenidas en los exámenes de evaluación del aprendizaje (Mazur).
Eric Mazur profesor de Física de la Universidad de Harvard descubrió que con la metodología tradicional la mayor parte de los alumnos aprendían a superar los exámenes de evaluación sin comprender las leyes de la física. Dado que la metodología tradicional no servia para que sus alumnos comprendieran, el profesor Mazur, en una muestra de encomiable honestidad intelectual decidió cambiar su metodología de enseñanza entregando la información a sus alumnos para que la estudiasen y así poder dedicar el tiempo de clase a discutir las justificaciones de las distintas respuestas a preguntas en las que los alumnos tenían que aplicar las leyes de la física y predecir que ocurriría poniendo de este modo a prueba su comprensión de las leyes de la física. Mediante el uso de este método innovador las ganancias de aprendizaje de sus alumnos se duplicaron y tras mejorar su técnica combinando la con el just in time teaching hasta se triplicaron con respecto a las que sus alumnos lograban anteriormente cuando él mismo les enseñaba siguiendo la metodología tradicional de enseñanza de la Física.
Resultados similares de mejoras muy notables con respecto a los niveles de aprendizaje logrados con metodología tradicional fueron obtenidos por otros autores utilizando distintas metodologías de fomento del estudio previo como el Just in time teaching (Novak) y el team based learning (Michaelsen).
Metodologías activas versus profesores magistrales estrellas
Eric Mazur ya había mostrado que los mejores profesores
tradicionales (premiados de Harvard)
sólo consiguen mejorar ligeramente los resultados de ganancias de aprendizaje de sus alumnos
20-25% (y eso con alumnos selectos como los de Harvard). Muchos profesores que querían justificar su empeño en seguir usando el método tradicional se justificaban en que la clase magistral no era u mal método sino que pocos profesores lo hacían bien. De este modo el problema no seria el método magistral sino su mala implementación por los profesores. Deslauriers diseñó un estudio para poner a prueba esta hipótesis (que fue publicado en la prestigiosa revista Science en
2011).
El diseño del estudio usaba como control a un profesor
estrella que enseñaba mediante metodología tradicional, frente a un profesor
novato que utilizaba metodologías activas de eficacia previamente demostrada en
la literatura.El David posdoctoral venció al profesor magistral pues los alumnos aprendieron el doble cuando recibieron las clases del posdoctoral que usaba métodos innovadores que cuando recibieron clases magistrales del profesor estrella.
Este estudio dejo bien claro la clase magistral incluso cuando era impartida por un experto y bien valorado profesor lograba unas ganancias de aprendizaje muy inferiores a una enseñanza mas interactiva impartida por un posdoctoral (sin experiencia como docente senior), pero que enseñaba usando metodologías cuya eficacia pedagógica había sido demostrada por investigaciones anteriores. El resultado de esta confrontación legendaria fue que David venció a Goliat por goleada. Sin embargo, ni siquiera esta pedrada científica en la frente ha sido capaz de noquear a los docentes magistrales que demuestran así tener una dureza del hueso frontal que supera a las del bíblico gigante filisteo.
Además, das diferencias en las puntuaciones obtenidas en pruebas de evaluación del aprendizaje fueron abrumadoras, más de dos desviaciones estándar de diferencia a favor de la metodología innovadora aplicada por el profesor inexperto con respecto al aprendizaje obtenido con el laureado profesor magistral. El laureado experto magistral hizo el ridículo. La figura que muestra los resultados de esta comparación se reproduce aquí.
En los países anglosajones el aprendizaje activo o inverso es practicado por una minoría creciente de profesores universitarios que va camino de convertirse en la corriente principal en la próxima década. Sin embargo, son pocos los profesores universitarios españoles que aplican esta metodologías de enseñanza más eficaces. La gran mayoría no lo hacen y su excusa preferida es que estas metodologías que funcionan con alumnos anglosajones no funcionarán con los alumnos españoles o por lo menos con los suyos. En la entrada Aprendiendo mas con menos clases magistrales 2 ¿Funcionarán
las metodologías activas, inductivas e inversas en nuestro país? refutamos con nuestros datos esos esos argumentos agoreros que vaticinan que el aprendizaje activo no funcionará con alumnos españoles.
Nuestra experiencia con más de dos mil alumnos y más de mil profesores españoles que han sido nuestros alumnos en asignaturas universitarias y talleres de formación del profesorado universitario en los que hemos utilizado metodología inversa es que en el fondo es mucho más difícil convencer de la bondad del aprendizaje activo a los reticentes y acomodados profesores hispanos que a sus sufridos alumnos. La mayoría de los profesores universitarios españoles siguen ignorando las innovaciones metodológicas educativas de las ultimas décadas y persisten en utilizar la única metodología que conocen y que ademas es la que más les apetece, la expositiva tradicional. Usan su libertad de cátedra como dice mi colega Alfredo Corell como una capa de invisibilidad. Pueden hacer lo que quieran en sus clases y sus sufridos alumnos no tienen más remedio que seguir la metodología que sus profesores les impongan. ¿Por qué no aprovechamos esta situación de poder absoluto para dejarnos de excusas y hacer avanzar la innovación educativa en las universidades españolas?
Ante este argumento muchos profesores cuentan que cuando intentan que sus
alumnos
sean más activos estos no les siguen, protestan y les castigan con malas puntuaciones en las encuestas de
opinión sobre la docencia y por ello dicen: si aplicas el aprendizaje inverso y obligas a estudiar a tus alumnos, ellos se vengarán de ti en las encuestas de opinión sobre la docencia asignándote peores valoraciones ("si este profe me putea obligándome a estudiar, yo le puteo con una mala valoración en la encuesta de valoración sobre la docencia").
Mi propia experiencia me demuestra que estos profesores tienen algo de razón, hay un porcentaje minoritario pero importante de alumnos a los que no les gusta nada que les obliguen a estudiar (15-30%) y algunos de ellos pueden ser vengativos y eso puede reflejarse en las encuestas sobre opinión sobre la docencia. Así profesores que explican todo masticadito y examinan literalmente sobre lo explicado en sus exámenes. Producirán muy poco aprendizaje de valor salvo el memorístico, pero serán
mejor valorados por sus alumnos en las encuestas de opinión que aquellos profesores que intenten usar sus asignaturas para hacer pensar a sus alumnos y que pretendan evaluar su capacidad para transferir su conocimiento a nuevas situaciones. Cuenta el maestro Richard Felder un comentario de encuesta de un alumno que decía "En esta asignatura nos hacen pensar". Lo curioso es que ese comentario estaba en el apartado sobre lo que al alumno menos le gustaba de esa asignatura. Una demostración más de que pensar causa malestar y hasta dolor de cabeza al alumno universitario que no tiene la costumbre de hacerlo.
Si además estos profesores están más preocupados con su valoración en las encuestas que con el aprendizaje de sus alumnos, suelen excusar su falta de innovación echando la culpa a
sus alumnos: a su falta de preparación, a su falta de interés, a su
falta
de motivación, a su falta de cultura para el esfuerzo, a su falta de
... (pon lo que quieras para justificar tu inacción). Sin embargo, la
realidad de fondo es que muchos profesores no son capaces de enganchar a
los
alumnos porque nadie les ha enseñado a hacerlo y si no saben hacerlo
también en parte lo es porque
no se han preocupado lo suficiente para aprender cómo hacerlo por su
cuenta.
En el área de Inmunología de la Universidad de Alcalá aprendimos por nuestra propia iniciativa, mediante experimentación, prueba y error y en nuestros primeros años de implementación del aula inversa mejoraron los resultados de aprendizaje de nuestros alumnos. Dependiendo de la asignatura costó uno, dos o hasta cuatro años mejorar una desviación estándar en las calificaciones medias en los exámenes de evaluación del aprendizaje en todas las asignaturas, aunque en una clara muestra de resistencia, su opinión en las encuestas docentes sobre sus profesores no mejoró de manera paralela.
Si nos dan a elegir con que nos quedamos: 1) con que nuestros alumnos aprendan más o 2) que nos valoren mejor en nuestras encuestas. Cada tipo de profesor tiene una respuesta distinta: hay profesores a los que les importa más el aprendizaje de los alumnos y otros para los que eso es secundario y les importa más ser bien calificados por sus propios alumnos aunque eso suponga regalarles el aprobado sin hacerles estudiar (estos profesores en algunos sitios son los mejor valorados).
En este sentido es destacable el efecto de l flipped learning forte (una variante del flipped learning que hemos implementado en el último curso) en
la percepción de los alumnos sobre la preocupación del profesor por
ayudarles en su aprendizaje. Esto es un aspecto muy importante pues el
flipped learning estándar en ocasiones produce reacción de resistencia, sobre todo
en los alumnos más vagos, que se traduce en descensos en puntuaciones en
las encuestas de opinión sobre la docencia y esto preocupa seriamente a algunos profesores que están mucho mas preocupados por su propio resultado en estas valoraciones que por el aprendizaje de sus alumnos.
También
a este respecto las noticias son buenas, en el flipped
learning forte el profesor no sólo se preocupa de hacer que sus alumnos estudien y
trabajen, sino que muestra tema a tema su compromiso con su aprendizaje
contestando a sus dudas urgentes tras explorar los materiales del nuevo tema, y dedica especial atención en clase a
aclarar los aspectos que ellos han señalado como dificultades en sus
respuestas tras el estudio previo. Estas acciones evidentes del profesor
mejoran la percepción de los alumnos sobre el interés de su profesor en
su aprendizaje y se reflejan en mejoras espectaculares de los resultados en las encuestas
de opinión de los alumnos sobre la docencia. Mostramos aquí el cambio
que se produce en estas valoraciones cuando se introduce el
flipped learning forte con respecto a la promoción anterior en la que se
había utilizado flipped classroom estándar (los datos mostrados son medias obtenidas a partir de
los resultados de tres asignaturas distintas en las que se implementó por primera vez el flipped learning forte en el curso 2014-15).
Parametro
|
Flipped
classroom
(2013-14) |
Flipped learning
forte
(2014-15) |
Incremento
medio
|
Ganancia
relativa (respecto a la máxima ganancia potencial)
|
En general, mi grado
de satisfacción con el desempeño de la actividad docente del (de la) profesor(a) es
|
6
|
7,6
|
1,6
|
40%
|
Brinda
seguimiento y asesoría en las actividades, trabajos y procesos desarrollados
en la asignatura
|
6,6
|
8,6
|
2
|
59%
|
Se
interesa por el aprendizaje de sus estudiantes
|
6,7
|
8,7
|
2
|
61%
|
Tiene
una actitud receptiva y muestra disposición para el diálogo
|
7,7
|
9,2
|
1,5
|
65%
|
Fomenta
la participación de los(as) estudiantes en el desarrollo de la asignatura
|
7,2
|
9
|
1,8
|
64%
|
El
ambiente de clase favorece la comunicación entre profesor(a) y estudiantes
|
7,5
|
9
|
1,5
|
60%
|
Tabla
2. Mejora en la percepción del alumno sobre la labor del profesor en la transición entre el
flipped learning y el flipped learning forte. Puntuaciones en una escala de 1 a 10. Los distintos aspectos
valorados mejoran al implementar el flipped learning forte entre un 40 y un 65 por ciento de la máxima mejora
posible.
Al año siguiente, los resultados de la valoración de los estudiantes en las encuestas oficiales todavía mejoraron más.
Es muy curioso que el método flipped learning forte cuya intención era mejorar todavía más los resultados de aprendizaje de nuestros alumnos con respecto a los obtenidos con el flipped learning estándar hayas conseguido mejoras en aprendizaje discretas en las tres asignaturas , pero ha tenido sin embargo un impacto espectacular en la mejora de la percepción que nuestros alumnos tienen sobre la labor docente de sus profesores.
Espero que esta evidencia anime a algún profesor ANECAdo a implementar el flipped learning forte. Si el mejorar significativamente el aprendizaje de nuestros alumnos tal vez no sea motivo suficiente para algunos profesores ANECAdos para experimentar con el flipped learning tal vez si lo sea el motivo egoísta de mejorar sus propias calificaciones en las encuestas de opinión sobre la docencia.
Espero que esta evidencia anime a algún profesor ANECAdo a implementar el flipped learning forte. Si el mejorar significativamente el aprendizaje de nuestros alumnos tal vez no sea motivo suficiente para algunos profesores ANECAdos para experimentar con el flipped learning tal vez si lo sea el motivo egoísta de mejorar sus propias calificaciones en las encuestas de opinión sobre la docencia.
Si después de leer sobre
el modelo de aprendizaje inverso o flipped learning sientes curiosidad sobre cómo
implementarlo. Te recomiendo que en estas vacaciones navideñas leas el libro Flipped
learning: aplicar el modelo de aprendizaje inverso (la navidad es un buen momento para leer y hacer
regalos a los compañero(a)s y a uno mismo). Este libro está disponible tanto en kindle como en papel en este link en Amazon. Este libro ha recibido reseñas
muy favorables de expertos en flipped learning como Javier Tourón, Manuel Jesús Fernández Naranjo, Domingo Chica Pardo y Nuria Hernández Nanclares en sus
respectivos blogs (puedes acceder a las reseñas picando en los links), así como valoraciones muy positivas (el 92% de ellas de cinco estrellas) por los
lectores del libro en Amazon (disponibles picando en este link). También puedes leer gratuitamente las primeras 22 páginas del libro en Amazon y así decidir por ti mismo si este libro te puede ayudar a
aprender cómo poner en práctica el flipped learning en tus asignaturas.
Los resultados mostrados más arriba demuestran que cuando la innovación
es bien implementada y el profesor demuestra con el feedback su
compromiso con el aprendizaje de sus alumnos, estos participan en ella
gustosamente y mejora tanto su aprendizaje como su valoración del trabajo del profesor. A los profesores que se resisten a implementar el flipped learning se les están acabando las excusas para no darle una oportunidad al flipped learning forte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario