En el cada vez más exigente contexto de la educación universitaria globalizada e investigación sofisticada, el futuro de las universidades regionales presenciales (las que sobreviven educando a los alumnos de su entorno local) no está en parecerse a las Universidades norteamericanas de investigación intensiva pues, para ello, hace falta concentrar mucho prestigio, talento y presupuesto en cantidades de las que carecemos.
La clave tampoco estará en ponernos a ofertar enseñanza completamente on line (para competir en desventaja tanto con esas universidades que son mucho más prestigiosas como con otras nuevas universidades virtuales especializadas al 100% en la educación on line).
El futuro de las universidades regionales presenciales pasa por ofertar enseñanzas semipresenciales (blended) que combinen interacción on line e interacción cara a cara con profesores reales y que ofrezcan una docencia de mucha más calidad que la de las enseñanzas que ofrecemos en la actualidad. Esta es la tesis de José Antonio Bowen rector del Goucher College, y ganador del premio Ernest L Boyer en 2018 (premio que honra a aquellos personajes destacados que hacen las contribuciones más significativas a la mejora de la educación superior en Estados Unidos).
Tras ver los vídeos de los discursos y ponencias de Bowen, leer sus libros (Teaching naked y Teaching naked techniques: a practical guide to designing better classess), y recorrer 36 campus de universidades españolas y portuguesas dando cursos de formación de profesorado y reflexionar mucho sobre ello, opino que José Antonio Bowen tiene mucha razón en su análisis sobre la estrategia que las universidades regionales deben seguir para sobrevivir al impacto de la transformación digital sobre la educación superior.
La conclusión de Bowen es que las universidades regionales deben aprender a combinar elementos digitales on line con las mejores prácticas de la enseñanza presencial (definidas hace años por Ken Bain en su libro What the best college teachers do) para así ofrecer a sus alumnos una experiencia educativa superior a la educación on line.
José Antonio Bowen |
Si las universidades regionales queremos sobrevivir (y no queremos que nos pase lo que le pasó a las grandes industrias automovilísticas norteamericanas de Detroit, que sucumbieron frente a la inesperada competencia de unas marcas japonesas que supuestamente sólo podían ofrecer productos inferiores a los coches americanos) deberemos prepararnos para un futuro de dura competencia por atraer a los alumnos a nuestras aulas. Deberemos competir con las universidades regionales más próximas, pero también con las universidades con prestigio internacional y sus MOOCs (Massive Open On line Courses) y lo que vendrá después, la verdadera amenaza, los MODs (Massive on line degrees).
La solución no será pasarnos años discutiendo si son galgos o son podencos, pero tampoco lo será intentar competir con MOOCs y MODs de tercera regional y sobre temáticas de moda, frente a los de las instituciones más prestigiosas. Tal vez, este intento por implementar MOOCs a la carrera no nos garantice la viabilidad futura, pero si tenga un efecto beneficioso muy importante. El intentar ofertar cursos completamente on line nos ayudará a que los profesores de las universidades regionales, al fin, ejercitemos nuestras anquilosadas competencias para la enseñanza on line, pero creo que los MOOCs no serán la clave de la viabilidad futura de nuestras instituciones.
Sin embargo, los MOOCs pueden ser útiles para las universidades regionales de otra manera. A medio plazo, esas competencias tecnológicas recientemente ejercitadas por el profesorado participante en los MOOCs y en títulos on line, deberán ser aplicadas en asignaturas no masivas, no abiertas, por las que los alumnos paguen tasas y que contengan un importante componente de interacción presencial. Esas asignaturas blended aportarán a nuestros potenciales alumnos experiencias educativas tan satisfactorias que les motivarán a seguir matriculándose en nuestra universidad. De este modo, enfatizar la apuesta por la realización de cursos on line puede redundar a largo plazo en una mejora de la docencia blended que realmente va a ser la principal fuente de las lentejas de las universidades españolas en las próximas décadas.
Las Universidades presenciales "brick and mortar universities" de ámbito regional deberemos aprender a mejorar nuestro producto estrella que nos proporcionará alumnos e ingresos, esto es, la educación semipresencial. Para ello deberemos, diseñar y poner en práctica lo que Bowen denomina como MBBCs (massively better blended courses/ asignaturas blended mucho mejores).
Los profesores humanos vamos a tener que aprender a usar las pantallas para vencer en la batalla por la educación en el futuro |
En el futuro las universidades deberán aprender a seguir el ejemplo de sus docentes más excelentes, aquellos que son capaces de poner en practica innovaciones educativas que producen la mejora de los resultados de aprendizaje que alcanzan sus alumnos. Esto es sencillo si para localizar a estos docentes ejemplares usamos los resultados de la evaluación de la docencia por parte de los alumnos. Las universidades tenemos esos datos que nos permitirían identificar a los profesores destacados en sus valoraciones docentes y usarlos como ejemplo para los demás, pero preferimos ignorar esa información que tan util podría ser para escoger ejemplos con los que mejorar la docencia en las aulas universitarias. Una vez localizados esos profesores debemos respaldarles en la la misión de difundir sus prácticas docentes exitosas entre su compañeros menos exitosos. De esta manera los mejores docentes enseñarán y contagiarán a sus compañeros las mejores maneras de enseñar. Está claro que esto que es tan simple, no se ha hecho ni se va a hacer en las universidades españolas pues estamos a otra cosa.
Durante las últimas décadas, la educación ha sido la hermana pobre, despreciada y denostada en las universidades españolas y lo que se ha recompensado institucionalmente era atraer dineros con los que investigar y de paso incrementar el presupuesto de la universidad y digo era, porque ahora las tornas han cambiado. El maná de Euros dispensado a la investigación, antes abundante, se ha vuelto muy escaso y no da ni para pagar becarios, ni para pagar los contratos de mantenimiento de ultramodernos y costosos aparatos. Son muchos los profesores que han investigado durante décadas echan ahora el cierre por liquidación a sus laboratorios. Los despilfarros presupuestarios del pasado no pueden sostenerse y el balance económico de las universidades va a depender cada día más de los ingresos proporcionados por aquellos alumnos que las universidades consigan atraer a sus aulas.
Si no queremos acabar cómo la industria del whisky irlandés, que perdió el mercado a manos del blended escocés, tendremos que ofrecer una docencia blended que produzca aprendizajes de más calidad y que sea la elegida por los que nos pagarán el sustento, esto es, nuestros futuros alumnos. Conozco a los alumnos de hoy y se lo que prefieren y además preveo que los alumnos del futuro preferirán y escogerán cada vez más una docencia blended (presencial + on line) de calidad que combine las interacciones presenciales de mayor valor añadido en tiempo de clase, con un eficiente uso de los canales de enseñanza on line.
En este contexto blended, la aportación del modelo flipped learning o de aprendizaje inverso consiste en usar los canales on line para hacer llegar a nuestros alumnos la información que deben empezar a comprender por sí mismos. De esta manera ahorramos mucho tiempo de explicación en clase, que en el modelo flipped podremos destinar a actividades activas y protagonizadas por los alumnos que les permitirán profundizar su comprensión y ejercitar y mejorar sus competencias. Para aprender a poner en práctica el modelo flippped recomendamos la lectura del libro Flipped learning: aplicar el modelo de aprendizaje inverso.
Flipped learning: aplicar el aprendizaje inverso ha sido durante 2017 y 2018 el Best seller de la prestigiosa Colección universitaria de la Editorial Narcea |
Los alumnos del futuro preferirán la experiencia blended y flipped con respecto a una enseñanza exclusivamente on line en la que las interacciones con los profesores son exclusivamente electrónicas y por ello más limitadas. También preferirán una experiencia blended y flipped con respecto a una enseñanza tradicional presencial anclada en usos medievales, en la que la mayor parte del tiempo de clase se despilfarra en la transmisión unidireccional de información que a día de hoy puede transmitirse a los alumnos por medios electrónicos (con gran ahorro del tiempo de clase que puede destinarse al aprendizaje activo protagonizado por los propios alumnos).
La clave está en que la enseñanza blended y flipped creará las condiciones idóneas para poder hacer un uso mucho mejor del tiempo de clase presencial para que los alumnos ejerciten competencias clave, profundicen su comprensión y practiquen la aplicación y la transferencia de lo que han aprendido. Este uso más interactivo del tiempo de clase aportará mucho valor añadido a la experiencia de aprendizaje de nuestros alumnos.
El futuro de la docencia universitaria es blended y flipped y las instituciones dirigidas por líderes con Daltonismo mental que no vean o no lo entiendan, algún día verán como sus potenciales alumnos prefieren escoger otras opciones. Verán como sus aulas se vacían progresivamente y sus números rojos y sus abultadas deudas crecen y entonces tendrán que elegir entre autotomizar centros no sostenibles o continuar repartiendo pérdidas, castigando a aquellos que centros que si son capaces de sostenerse por si mismos (y hasta de soportar la carga de los que negligentemente no son capaces de hacerlo).
Este escenario lamentablemente ya no es futurista, pues ya está ocurriendo desde hace años en campus de universidades españolas de provincias poco pobladas en las que la captación del alumno local se ha convertido en una prioridad de primer orden para la supervivencia de la institución universitaria. Esto no genera titulares de prensa, pero la procesión se lleva por dentro. Distintas facultades de la misma universidad compiten entre sí ferozmente por atraer a los escasos alumnos del pool local y evitar su fuga a las Universidades de las grandes ciudades. El proselitismo en la captación de alumnos y la innovación docente se han convertido en estrategias de supervivencia institucional con las que atraer y retener a esos alumnos talentosos y motivados que las universidades en riesgo necesitan para pagar las nóminas de sus profesores y subsistir como instituciones económicamente viables.
Algunas universidades, facultades y Escuelas en esta situación de riesgo han potenciado enormemente la formación docente de su profesorado y gracias a ello han conseguido mantener abiertos títulos que en otras que instituciones que fueron menos proactivas han tenido que cerrar por la pertinaz falta de alumnos deseosos de matricularse. Lo sé bien y lo sé de primera mano, pues en la última década he impartido decenas de cursos de formación del profesorado en instituciones en esta situación de riesgo por disminución de alumnos.
En otros entornos más poblados, las universidades de la misma región compiten entre si por atraer a los mismos alumnos locales (y los de regiones cercanas que quieren salir de casa). El resultado es que para un determinado título, unas facultades que lo imparten mejor atraen a más alumnos y se quedan con los de mejores calificaciones, mientras que otras tendrán que conformarse con llenar sus aulas con alumnos con nota de corte más baja e incluso algunas no lograrán captar suficientes alumnos para llenar sus aulas ni siquiera bajando la nota de corte a 5 (seguro que si nos esforzamos un poco nos viene a la cabeza algún ejemplo de centros que están sufriendo estos problemas de escasez en la calidad y cantidad de los alumnos).
Es además en estas tres regiones con mayor competitividad entre distintas universidades: la Comunidad de Madrid, Cataluña y Valencia donde se concentra la mayor parte (más de la mitad) de los profesores que han utilizado el modelo flipped en universidades españolas.
En los próximos años se avecina un recrudecimiento de la competencia por los cada vez más escasos y selectivos alumnos universitarios. En esta competencia, el tamaño y el prestigio de la institución darán ventaja a algunas universidades y se la quitarán a otras (burro grande, ande o no ande). Las otras universidades menos grandes y prestigiosas partirán de una situación de considerable desventaja.
Las universidades que no sean muy grandes o prestigiosas deberán encontrar estrategias para compensar su desventaja inicial. Les vendrá muy bien reducir el despilfarro en las actividades más ruinosas: creación de chiringuitos institucionales, institutos superfluos e inviables y facultades redundantes e innecesarias en las que en un contexto de sobreabundancia de oferta pocos alumnos quieren estudiar (que por algo será). Estas instituciones deberán esforzarse mucho por concentrar el uso de sus recursos en innovar, diferenciar y mejorar su oferta docente para proporcionar más valor añadido a la educación que ofrecen a sus alumnos.
Para hacer esto tendrán que identificar que parte de su oferta docente les aportará valor en el futuro (docencia más demandada) y fortalecerla. También deberán detectar los centros en situación de riesgo y realizar los cambios que sean necesarios para ofrecer una docencia más atractiva y así garantizar su sostenibilidad económica y la supervivencia futura. Esta labor de mejora en la docencia también exige identificar a aquellos centros o departamentos que consumen recursos, pero no aportan a cambio un valor añadido a la institución y redirigir recursos a aquellos que aportan más a la innovación y a la supervivencia económica de la institución.
Los títulos que otorgamos ya no garantizan el acceso casi automático a los deseados puestos de trabajo y por ello nuestros alumnos van a ser cada vez más críticos con el valor intrínseco de la formación que las universidades les proporcionamos. Por ello el futuro de la enseñanza universitaria va a ser blended, no solo en el sentido de que deberá combinar lo presencial con lo virtual, sino también en el sentido de mezclar en dosis adecuadas el aprendizaje de contenidos y el ejercicio y desarrollo de competencias profesionales por parte de los alumnos (y aquí es donde es importante poner en práctica el modelo flipped).
Para ello debemos pensar mucho más en cuáles son las experiencias educativas que más pueden ayudar al desarrollo de competencias profesionales en nuestros alumnos (ver la entrada ¿Proporcionamos en la universidad la educación que se necesita para el siglo XXI?). Deberemos pensar en como podemos aportarles experiencias que les permitan desarrollarse y utilizar sus cerebros como profesionales competentes capaces de aprender con autonomía y prosperar profesionalmente en un futuro incierto. Para ello, también deberemos preguntar a nuestros actuales alumnos ¿Qué es lo que echan en falta en la formación que les proporcionamos? ¿Qué adiciones podrían mejorar más su formación? y ¿Qué aspectos de nuestra oferta docente deberían ser urgentemente reformados y mejorados? Escuchar la voz de nuestros alumnos nos servirá para comprender como podemos mejorar la formación que les ofrecemos.
Para ello debemos pensar mucho más en cuáles son las experiencias educativas que más pueden ayudar al desarrollo de competencias profesionales en nuestros alumnos (ver la entrada ¿Proporcionamos en la universidad la educación que se necesita para el siglo XXI?). Deberemos pensar en como podemos aportarles experiencias que les permitan desarrollarse y utilizar sus cerebros como profesionales competentes capaces de aprender con autonomía y prosperar profesionalmente en un futuro incierto. Para ello, también deberemos preguntar a nuestros actuales alumnos ¿Qué es lo que echan en falta en la formación que les proporcionamos? ¿Qué adiciones podrían mejorar más su formación? y ¿Qué aspectos de nuestra oferta docente deberían ser urgentemente reformados y mejorados? Escuchar la voz de nuestros alumnos nos servirá para comprender como podemos mejorar la formación que les ofrecemos.
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