Esta entrada sirve para celebrar las 330.000 visitas al blog Profesor 3.0 y de regalo para los más de 2.800 profesores de 26 universidades que han sido mis alumnos en conferencias y talleres de formación del profesorado y en seminarios de desarrollo profesional docente. En estos talleres y seminarios de desarrollo profesional docente pretendemos que los profesores perciban la diferencia entre lo que quieren que sus alumnos aprendan en sus asignaturas y lo que realmente logran que aprendan. También pretendemos que aprendan a reducir esta diferencia diseñando e implementando mejor sus asignaturas.
En esta entrada pretendo resumir en una serie de pasos un método para evolucionar desde una enseñanza tradicional centrada en el protagonismo del profesor que explica todo a sus alumnos, hacia otro tipo de enseñanza en la que el protagonismo se reparta más entre el profesor y sus alumnos y sean estos los que deben iniciar el estudio de los temas a partir de los materiales proporcionados por el profesor.
Proponemos un cambio hacia un tipo de enseñanza en la que una buena parte del tiempo de clase se dedica a que los alumnos profundicen su comprensión de las ideas esenciales aplicando el conocimiento. Un cambio hacia unas clases más interactivas y participativas enfocadas en profundizar y practicar con lo más esencial, en detectar y aclarar conceptos erróneos de los alumnos y en resolver aquellos aspectos que más les cuesta comprender.
En esta entrada pretendo resumir en una serie de pasos un método para evolucionar desde una enseñanza tradicional centrada en el protagonismo del profesor que explica todo a sus alumnos, hacia otro tipo de enseñanza en la que el protagonismo se reparta más entre el profesor y sus alumnos y sean estos los que deben iniciar el estudio de los temas a partir de los materiales proporcionados por el profesor.
Proponemos un cambio hacia un tipo de enseñanza en la que una buena parte del tiempo de clase se dedica a que los alumnos profundicen su comprensión de las ideas esenciales aplicando el conocimiento. Un cambio hacia unas clases más interactivas y participativas enfocadas en profundizar y practicar con lo más esencial, en detectar y aclarar conceptos erróneos de los alumnos y en resolver aquellos aspectos que más les cuesta comprender.
La literatura demuestra que el desarrollo de competencias
es muy pobre en la enseñanza
universitaria con metodologías tradicionales (Arum & Roksa 2011, Bok 2006, Blaich & Wise 2011)
y también que los aprendizajes mejoran notablemente con la incorporación de más aprendizaje activo y el
fomento del estudio previo, el aprendizaje activo en clase y la evaluación formativa (Mazur 1997, Karpicke 2011, Deslauriers 2011, Freeman 2014).
Bill Wood nos cuenta con mucha calma las mejoras que se obtienen en el aprendizaje cuando se incorpora aprendizaje activo (se le entiende muy bien) en el siguiente vídeo.
Bill Wood nos cuenta con mucha calma las mejoras que se obtienen en el aprendizaje cuando se incorpora aprendizaje activo (se le entiende muy bien) en el siguiente vídeo.
El trabajo de Bill Wood y Jenny Knight demuestra que la enseñanza activa produce mucho más aprendizaje que la tradicional y que por tanto los profesores decentes preocupados por el aprendizaje de nuestros alumnos deberíamos esforzarnos un poco más por abandonar la cómoda metodología de enseñanza tradicional, para así lograr que nuestros alumnos aprendiesen más y mejor. Eso haríamos como seres racionales que somos, si el aprendizaje de nuestros alumnos nos importase más que lo que nos importa nuestra propia comodidad.
Aunque obligados por Europa hemos diseñado sobre el papel nuevos estudios de grado universitario orientados
por competencias, la triste realidad es que seguimos enseñando a la antigua
manera y no prestamos suficiente atención al fomento y a la evaluación de
competencias en nuestros alumnos. La consecuencia de estas carencias en el fomento y la evaluación formativa y acreditativa de competencias, es que no podemos garantizar el desarrollo de estas competencias en los alumnos egresados a los que concedemos títulos de grado.
También hemos incorporado los créditos ECTS (al menos sobre el papel) en los nuevos grados, pero no nos hemos preocupado lo suficiente por lograr que los alumnos estudien el número de horas que deberían. Por ello es muy frecuente que en las universidades españolas las 750 horas que un alumno debería trabajar en un cuatrimestre cuando se matricula en 30 créditos ECTS se queden en la mayoría de los casos en menos de 500 horas de trabajo real. Las 150 horas que el alumno medio debería trabajar en una asignatura de seis créditos en realidad no suelen llegar a las 100 en la mayoría de los casos. Animo al que no se lo crea a que mida el tiempo de trabajo real de sus alumnos en su asignatura.
Esta gráfica muestra el tiempo de trabajo real del alumno medio en asignaturas de seis créditos de las antiguas licenciaturas (izquierda), en asignaturas de los nuevos grados en las que se sigue usando metodología tradicional (centro) y en asignaturas que usan un modelo de aprendizaje inverso y metodologías de aprendizaje inductivo como el aprendizaje basado en problemas o el aprendizaje basado en proyectos. Puede constatarse lo poco que ha cambiado el tiempo de trabajo real del alumno entre las antiguas licenciaturas y los nuevos grados y la gran diferencia entre el tiempo de trabajo real y el nominal (el que debería producirse si nuestros créditos ECTS cumpliesen lo que prometen).
¿Deberíamos preocuparnos por el efecto de esta falta de trabajo sobre el aprendizaje de nuestros alumnos? ¿Podríamos conseguir que nuestros alumnos aprendiesen más y mejor si estudiasen más y mejor? Si asumimos que en los nuevos grados con créditos ECTS el aprendizaje del alumno se basa en su tiempo de trabajo ECTS hasta el más tonto puede darse cuenta de que reducciones de este calibre en el tiempo de trabajo se traducen en que los alumnos aprenderán mucho menos de lo que aprenderían si dedicasen a su aprendizaje el tiempo estipulado. Conclusión si no hacemos nada por reconocer y resolver este problema o bien somos necios o bien somos perfectamente conscientes pero mal intencionados y realmente el aprendizaje de nuestros alumnos nos importa un pito. Me inclino a creer que lo que ocurre es más cercano a lo segundo aunque también hay algo de lo primero (necedad).
Si aceptamos este estado de cosas, esta farsa del crédito ECTS, deberemos también reconocer que el crédito ECTS de 25 h en las universidades españolas es mas una burda pretensión institucional que una expresión del tiempo real que los alumnos dedican a cada crédito (más cerca de 15-17 h. por crédito) y en consecuencia aprenden. Algún día, alguien pedirá responsabilidades a las universidades por esto y exigirá que las universidades se tomen más en serio el aprendizaje de los alumnos que la sociedad nos confía.
Este problema del crédito de pega es aun más serio en las universidades que optaron por el modelo de crédito 25 = 8/17 (8 h. presenciales + 17 no presenciales) que en las más sensatas que optaron por el modelo de crédito 25 = 10/15. Tal vez las primeras deberían corregir su error para minimizar los daños para el aprendizaje de sus alumnos, pero eso supondría aumentar en un más de un 25% la carga docente presencial de su profesorado (de 8 a 10 h por crédito). Mi experiencia me permite predecir que eso no ocurrirá de modo voluntario. La alternativa obvia es que si queremos mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos tendremos que hacerles trabajar más por su aprendizaje en actividades no presenciales. Es nuestra misión institucional hacer que nuestros alumnos estudien lo necesario para aprender y así merecer y obtener los títulos universitarios que les otorgamos.
El problema no es sólo la falta de tiempo de trabajo presencial y no presencial. La calidad del trabajo realizado por los alumnos durante el tiempo presencial también debería preocuparnos y mucho. En la actualidad es muy frecuente que en las universidades españolas se siga abusando de las clases explicativas como medio casi exclusivo para transmitir a
nuestros alumnos la información a aprender. En ocasiones, las clases
explicativas o magistrales se complementan con el encargo de la realización de tareas para hacer fuera de clase que muchos alumnos no hacen y que luego sus profesores corrigen en clase sin
comprobar que alumnos los hicieron y cuales no. Mediante esta metodología
tradicional muchos alumnos aprenden lo que ejercitan, aprenden a copiar apuntes y a copiar también como se
hacen ejercicios tipo, pero no a entender textos y a resolver problemas reales por si
mismos.
Los alumnos empollan aquellos apuntes que copiaron en las clases de modo intensivo en los últimos días y noches antes de los exámenes de evaluación continua. Estos exámenes muchas veces son realizados sin ninguna seguridad en el mismo aula en la que se imparten las
clases (por la comodidad de no molestarse en reservar otra aula más grande). Gracias a este procedimiento usual, los alumnos colocados como
piojos en costura también aprenden muy bien a copiar respuestas del examen del compañero de al
lado. Lo así aprendido es en su mayoría aprendizaje memorístico de baja
calidad y que al haberse aprendido de manera memorística y no construida, será
pronto olvidado. Si para empeorar las cosas nuestras formas de evaluar permiten que la picaresca sea una estrategia viable para aprobar, fomentaremos el desarrollo en nuestros alumnos universitarios de la competencia para la picardía.
Hay muchas razones por las que deberíamos enseñar de nuevas
maneras. Una importante es el conocimiento publicado sobre cómo los alumnos aprenden mejor: haciendo, pensando, construyendo su propia comprensión y dándose cuenta de lo que pueden hacer con
ella. Este conocimiento nos debería desanimar a seguir abusando de las clases magistrales en las que nuestros alumnos escuchan monólogos en los que toman buena nota de lo que dice el profe y después se lo empollan. Deberíamos animarnos a usar con mas frecuencia y eficacia el
trabajo en grupo, pues estas actividades también ayudarían a esa construcción social de la comprensión y al ejercicio y desarrollo de competencias
esenciales para el trabajo en equipo.
Es claro que para que los alumnos universitarios ejerciten y
desarrollen competencias necesitamos pues cambiar a nuevas formas de enseñar
(modelo de aprendizaje inverso) que obliguen a los alumnos a estudiar para prepararse para las clases, ,metodologías que hagan que los alumnos razonen y practiquen en clase y de este modo aprendan más, y ejerciten y desarrollen competencias.
Los estudios realizados en clases de alumnos universitarios demuestran que con este modelo que combina aprendizaje inverso y aprendizaje activo los alumnos duplican y hasta triplican sus ganancias de aprendizaje con respecto a los métodos tradicionales de enseñanza (Mazur, Crouch, Allen ). Eric Mazur profesor de la Universidad de Harvard nos lo cuenta en este vídeo.
En nuestra experiencia de cinco años usando modelo inverso en tres asignaturas universitarias hemos medido mejoras muy importantes en el aprendizaje de nuestros alumnos. Con el uso del modelo inverso y del flipped learning forte las notas medias mejoran en más de una desviación estándar, los porcentajes de alumnos que fracasan en los exámenes de evaluación del aprendizaje se reducen mucho y los porcentajes de alumnos que alcanzan niveles de maestría se cuadruplican.
El uso de estas metodologías también mejora la percepción y la valoración de la actividad docente por parte de sus alumnos.
Por tanto, parece fuera de toda duda que la mejora en resultados de aprendizaje y satisfacción de nuestros alumnos deberían justificar por si mismas la inversión de trabajo y energía por parte de los profesores universitarios. Para facilitar la comprensión y la realización de este proceso de cambio voy a descomponer el proceso en una serie de elementos necesarios para la innovación docente que serán objeto de una serie de entradas sucesivas en este blog que servirán de apoyo al seminario de desarrollo profesional docente que actualmente realizamos en la Universidad Complutense de Madrid.
En nuestra experiencia de cinco años usando modelo inverso en tres asignaturas universitarias hemos medido mejoras muy importantes en el aprendizaje de nuestros alumnos. Con el uso del modelo inverso y del flipped learning forte las notas medias mejoran en más de una desviación estándar, los porcentajes de alumnos que fracasan en los exámenes de evaluación del aprendizaje se reducen mucho y los porcentajes de alumnos que alcanzan niveles de maestría se cuadruplican.
El uso de estas metodologías también mejora la percepción y la valoración de la actividad docente por parte de sus alumnos.
Por tanto, parece fuera de toda duda que la mejora en resultados de aprendizaje y satisfacción de nuestros alumnos deberían justificar por si mismas la inversión de trabajo y energía por parte de los profesores universitarios. Para facilitar la comprensión y la realización de este proceso de cambio voy a descomponer el proceso en una serie de elementos necesarios para la innovación docente que serán objeto de una serie de entradas sucesivas en este blog que servirán de apoyo al seminario de desarrollo profesional docente que actualmente realizamos en la Universidad Complutense de Madrid.
Grupo de profesores de la Facultad de Psicología y Logopedia de la UCM discutiendo sobre lo que no logran que sus alumnos aprendan |
Diez elementos que contribuyen con eficacia probada a la mejora del aprendizaje en las asignaturas universitarias
Mediante la incorporación de estos elementos el profesor universitario podrá evolucionar desde una metodología de enseñanza y aprendizaje tradicional hacia un modelo de aprendizaje inverso mucho más eficiente que producirá un mejor aprendizaje por medio del aumento del trabajo y del protagonismo de los alumnos. El efecto acumulativo y sinérgico sobre el aprendizaje de nuestros alumnos de la aplicación de estas diez propuestas es mucho más potente que el de cada una de ellas por separado por lo que se recomienda implementar varias de ellas a la vez. Son propuestas de mejora factibles y practicables a coste cero. Su único coste es dar algo más de trabajo para el profesor, pero ese trabajo extra se traducirá en mucho más trabajo y aprendizaje por parte de sus alumnos. Así serviremos mejor al aprendizaje de aquellos que en estos tiempos de crisis nos dan de comer: los alumnos que se matriculan en nuestras asignaturas.
1. Clarificación de competencias y resultados de aprendizaje que van a ser evaluados y fomentados de modo prioritario en la asignatura
¿Qué es lo que los alumnos deben aprender en nuestras asignaturas? ¿Qué se deben llevar que pueda ser provechoso para su futuro?
Debemos ser más conscientes de las competencias que nuestros alumnos necesitan desarrollar más para su futuro profesional y de lo que queremos que nuestros alumnos comprendan y sean capaces de transferir en nuestras asignaturas.
Tal vez un buen primer paso sería
responder a este cuestionario El sueño del profesor sobre tus resultados de aprendizaje más
valorados. Si las condiciones fueran ideales ¿Qué te gustaría que aprendiesen
tus alumnos? ¿Realmente logras que aprendan eso? Necesitamos pensar largo y
tendido sobre los propósitos formativos de nuestras asignaturas. También es
interesante que reflexionemos sobre la estructura conceptual y de habilidades
de nuestras asignaturas e incluso que a partir de esta reflexión elaboremos
cuestionarios con los que realizar una evaluación diagnóstica sobre el nivel de
partida de nuestros alumnos. A nosotros nos informará sobre el punto de partida
de nuestros alumnos y a ellos les indicará cuales son las ideas esenciales de
nuestra asignatura en las que deben enfocar su aprendizaje.
Es muy conveniente que realicemos una reflexión sobre los problemas de aprendizaje de nuestros alumnos y que obtengamos información de ellos acerca de cuales son sus dificultades. Los cuestionarios on line a los que los alumnos deberán responder tras el estudio de los temas nos pueden dar esa información que nos ayudará a comprender que es lo que nuestros alumnos necesitan que les expliquemos.
También será muy provechosa una reflexión profunda sobre nuestro sistema de evaluación del aprendizaje que ponga en evidencia lo que conseguimos que aprendan nuestros alumnos gracias a nuestro sistema de actual de evaluación y lo que podríamos conseguir si mejorásemos nuestro sistema de evaluación del aprendizaje de nuestros alumnos y lo alineásemos mejor para que evaluase precisamente aquellos aprendizajes que pretendemos que nuestros alumnos alcancen.
Es muy conveniente que realicemos una reflexión sobre los problemas de aprendizaje de nuestros alumnos y que obtengamos información de ellos acerca de cuales son sus dificultades. Los cuestionarios on line a los que los alumnos deberán responder tras el estudio de los temas nos pueden dar esa información que nos ayudará a comprender que es lo que nuestros alumnos necesitan que les expliquemos.
Cuestionario para la comprobación del estudio previo que nos permite comprender su punto de vista sobre el aprendizaje de nuestros temas |
También será muy provechosa una reflexión profunda sobre nuestro sistema de evaluación del aprendizaje que ponga en evidencia lo que conseguimos que aprendan nuestros alumnos gracias a nuestro sistema de actual de evaluación y lo que podríamos conseguir si mejorásemos nuestro sistema de evaluación del aprendizaje de nuestros alumnos y lo alineásemos mejor para que evaluase precisamente aquellos aprendizajes que pretendemos que nuestros alumnos alcancen.
2. Mejora continua mediante incorporación
de mejores prácticas docentes
Buscar ideas sobre mejores prácticas
y nuevas metodologías en la enseñanza de nuestra materia e invertir esfuerzo en
su experimentación con nuestros alumnos. Investigar sus resultados y compartir
las innovaciones exitosas con los compañeros para que las mejores prácticas
docentes se extiendan en su institución. Debemos empezar leyendo más sobre
la mejor literatura sobre docencia universitaria y es seguro que encontremos ideas
muy inspiradoras al leer las 53
ideas poderosas que todos los profesores deberían conocer de Graham Gibbs.
Si leemos sobre enseñanza universitaria
acabaremos replanteándonos ¿Qué hacemos en el tiempo de clase? y ¿Por qué
hacemos precisamente eso? posiblemente decidamos que deberíamos dedicar más
tiempo a otras cosas que actualmente no hacemos para así favorecer el ejercicio
y desarrollo de competencias en nuestros alumnos. Si cambias la manera en la
que piensas acerca de la educación cambiarás la manera en la que enseñas ¿Cómo crecer y evolucionar a niveles de eficacia
docente superior?
3. Implementación de un modelo de
aprendizaje inverso
Incorporar un modelo de aprendizaje inverso mediante la transmisión on line de la
información a aprender a través de canales y tiempos no presenciales y en
formatos atractivos para los alumnos (vídeos, podcasts, hipermedia e
hipertextos) nos ayudará a transmitir eficazmente la información a aprender sin
gastar en ello casi todo el preciosos tiempo de clase del que disponemos. Una
vez que hemos transmitido la información a aprender sin gastar tiempo de clase
y hemos recibido feedforward de nuestros alumnos sobre su intereses
prioritarios y dificultades para comprender tendremos elementos de juicio para
decidir que hacer con el tiempo de clase a que resultados de aprendizaje
concretos dedicarlo prioritariamente.
Así podremos aprovechar el tiempo de clase presencial para realizar
clases más interactivas y participativas en las que los alumnos ejerciten las
competencias que queremos fomentar en nuestra asignatura. Podremos de esta
manera incorporar metodologías activas e inductivas en el tiempo de clase que
hemos liberado para que nuestros alumnos hagan cosas y sean protagonistas.
4. Motivar el compromiso de los alumnos
Para lograr el éxito en las metodologías
centradas en el esfuerzo y el protagonismo de los alumnos es fundamental lograr el compromiso de los alumnos para que desempeñen
un rol más activo y acepten una mayor cuota de protagonismo
en su propio aprendizaje. Hay que demostrarles que el cambio de role será
muy beneficioso para mejorar su aprendizaje, el desarrollo de sus competencias
transversales y su transformación en profesionales competentes con
posibilidades de futuro. En la presentación de la asignatura en el día D, el
día más largo del año, el día del desembarco en la corteza cerebral de nuestros alumnos debemos apelar a la motivación intrínseca de
nuestros alumnos y venderles los aprendizajes valiosos que podrán
llevarse si afronta el estudio de nuestra asignatura tomándose en serio su
aprendizaje. También debemos usar sus resortes de motivación extrínseca por
medio de un sistema gamificado de pequeñas recompensas a cambio de acciones.
5. Incorporación de herramientas
tecnológicas para la información y la comunicación
Incorporar el uso nuevas tecnologías para
el acceso a la información, la comunicación on line y de sistemas de respuesta personal para la evaluación formativa. Debemos aprender a ser
curadores que recolectamos de Internet recursos que pueden tener potencial
formativo y somos capaces combinarlos y presentarlos de manera que posibiliten
el aprendizaje de nuestros alumnos. Debemos aprender a usar herramientas como Edpuzzle con las que podemos buscar, editar y enriquecer vídeos instructivos a los que añadiremos comentarios y preguntas que harán que nuestros alumnos reflexionen al verlos.
Aquí dispones de tres vídeos de ejemplo enriquecidos de esta manera
Debemos aprender a aprovechar al máximo el potencial de las plataformas de e-learning institucionales (Moodle, Blackboard) para enriquecer nuestra comunicación con los alumnos, para hacer cuestionarios de comprobación del estudio y evaluación formativa para proponer foros de discusión, para usar herramientas de evaluación de compañeros y el trabajo de equipo on line. Debemos aprender a usar blogs y redes sociales y herramientas de gamificación y de concesión de insignias.
Aquí dispones de tres vídeos de ejemplo enriquecidos de esta manera
Vídeo ideas de John Biggs primera parte con preguntas en Edpuzzle
vídeo ideas de John Biggs segunda parte con preguntas en Edpuzzle
vídeo ideas de John Biggs tercera parte con preguntas en Edpuzzle
Debemos aprender a aprovechar al máximo el potencial de las plataformas de e-learning institucionales (Moodle, Blackboard) para enriquecer nuestra comunicación con los alumnos, para hacer cuestionarios de comprobación del estudio y evaluación formativa para proponer foros de discusión, para usar herramientas de evaluación de compañeros y el trabajo de equipo on line. Debemos aprender a usar blogs y redes sociales y herramientas de gamificación y de concesión de insignias.
6. Gamificación o ludificación de nuestras
asignaturas
La
gamificación es el arte de aprovechar elementos motivantes, divertidos y
adictivos de los juegos e incorporarlos al diseño e implementación actividades
del mundo real como el aprendizaje de una asignatura. Gamificar una asignatura
es modificar su diseño pensando en el punto de vista del alumno en su
experiencia como usuario de ella y en cómo podemos mejorarla para que motive a
los alumnos a implicarse más en ella. Gamificar una asignatura es incorporar a
ella elementos de los juegos que permitan que los alumnos tengan una visión de
conjunto y un sentimiento claro de su misión en la misma, que puedan sentir su
propio desarrollo, logro y progresión en la misma.
Podemos gamificar una asignatura incorporando a ella elementos
de los juegos (G de game) que motiven a nuestros alumnos a realizar las acciones que
les llevarán a aprender y a modificar para bien sus hábitos de estudio: G1 creación de una narrativa y un sentido
de misión a lograr, G2 un sistema de pequeñas recompensas (puntos,
insignias, tablas de resultados) para recompensar las acciones de los alumnos,
G3 proximidad con el profesor y con los compañeros, G4 personalización en el
trato al alumno, G5 feedback formativo, G6 entretenimiento y diversión en las
actividades propuestas y G7 oportunidades para el trabajo
en pequeño equipo.
7. Fomento y garantía del estudio previo a
las clases
Para que nuestros alumnos cambien su
comportamiento debemos incorporar mecanismos de comprobación y bonificación del
estudio previo, diagnóstico de dificultades y replanteo de las clases en
respuesta a las dificultades de los alumnos. La metodología más sencilla para
lograrlo es el Just In Time Teaching de Novak, aunque hay otras
como el peer instruction de Eric Mazur, y el team based learning de Michaelsen.
Todas estas metodologías son variantes del modelo de aprendizaje inverso
que tanto éxito tiene en la educación universitaria en las mejores
universidades de los países anglosajones.
8. Evaluación formativa
Incorporar evaluación formativa que
entrene y ejercite las competencias que se quieren desarrollar en la asignatura
y que aporte feedback formativo a nuestros alumnos que les permita aprender de
sus errores. Una evaluación formativa que estimule a nuestros alumnos a
estudiar durante todo el cuatrimestre y que proporcione información a sus
profesores sobre sus dificultades de aprendizaje. Una evaluación formativa que
proporcione al profesor información útil que permita reajustar nuestra docencia
y adaptarla a lo que nuestros alumnos necesitan recibir y hacer para aprender.
9. Evaluación acreditativa
Incorporar una evaluación acreditativa de calidad, una evaluación acreditativa valida para
los resultados que pretende medir, fiable, de alto poder discriminativo y alta
sensibilidad y especificidad. Una evaluación acreditativa que sea válida para
valorar comprensión profunda, transferencia a nuevas situaciones y desarrollo
de competencias. Una evaluación acreditativa para orientar los esfuerzos de los
alumnos a la consecución prioritaria de los resultados de aprendizaje que más
valoramos en la asignatura.
Aquí tenemos otro vídeo muy interesante de Mazur en el que destroza el modo tradicional de evaluar en las universidades
Aquí tenemos otro vídeo muy interesante de Mazur en el que destroza el modo tradicional de evaluar en las universidades
10. Desarrollo de competencias docentes
Ir desarrollando las competencias docentes necesarias para los nuevos roles del profesor en la
enseñanza centrada en el protagonismo del alumno. Este desarrollo debería ser
facilitado desde nuestras instituciones con programas de formación continua y
desarrollo profesional docente. Ante la falta de programas de desarrollo
profesional docente institucionales en la mayoría de las universidades
españolas nos toca al profesorado de a pie asumir la responsabilidad de
protagonizar nuestra propia formación como docentes.
Podemos transformar la educación y lograremos que nuestros alumnos
aprendan más y mejor si creemos firmemente en que podemos lograrlo, si
invertimos en ello el esfuerzo y las energías necesarias y somos capaces de
replantearnos nuestros propósitos formativos y de prestar más atención a las
metodologías de enseñanza. Renovar metodologías e implementar modelos de
aprendizaje inverso nos ayudará a mejorar mucho el aprendizaje de nuestros
alumnos.
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