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lunes, 9 de julio de 2018

¿De verdad hemos cambiado la docencia en la universidad? necesitamos una formación del profesorado que tenga más impacto sobre la transformación de la docencia universitaria

Antonio Bartolome profesor de la Universidad de Barcelona se plantea esta cuestión. ¿De verdad hemos cambiado la docencia en la universidad?  ¿De verdad hemos innovado en el modo de dar nuestras clases? ¿Tenemos evidencias de los cambios conseguidos en la docencia universitaria? Voy a dar mi opinión al respecto.

Mi opinión (cómo formador del profesorado de treinta y dos universidades españolas y portuguesas) es que todavía nos queda mucho más por cambiar de lo que hemos sido capaces de cambiar en la última década. 


Universidades en las que he impartido cursos o conferencias para la formación del profesorado


La última década empezó bajo el impulso impuesto externamente por el cambio normativo  de la enseñanza superior en las universidades españolas para adaptarlo al marco del Espacio Europeo de Educación Superior y continuó con una restricción presupuestaria sin precedentes fruto de la profunda crisis económica que sufrió España a partir de 2008. Creo que en la próxima década, el cada día más cambiante mundo de la educación superior en el siglo XXI, nos va a hacer cambiar todavía más (y a la fuerza), para poder asegurarnos la captación de alumnos y nuestra propia subsistencia institucional pues como escribió Eric Hoffer. 


“En tiempos de cambio,
 quienes están abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro,
 mientras que aquellos que creen saberlo todo 
estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”

Por ello considero que el anclaje en métodos de enseñanza obsoletos, en culturas que favorecen el inmovilismo y la escasa formación del profesorado son prácticas que conllevan a largo plazo un elevado riesgo para aquellas instituciones que incurren en ellas de modo recurrente y contumaz. Mis visitas como formador itinerante durante la última década a tantos campus ibéricos me permiten concluir que hay universidades que aprenden y por ello se preparan para un futuro de cambios y lo hacen preparando  a su profesorado para los retos del futuro. Sin embargo, hay otras instituciones que no ponen en la formación continua de su profesorado el énfasis que sería necesario para lograr la necesaria reconversión de su profesorado ante un futuro de docencia más interactiva y digitalizada. Dicho de una manera más clara hay universidades que se afanan en preparar a su profesorado para que incorpore a su docencia las tecnologías de la información, preparándolo para utilizar las metodologías de aprendizaje activo, inductivo, blended y flipped que cada día se usan mas en las mejores universidades de los países anglosajones. Por contra, hay universidades que no lo hacen con la suficiente intensidad, cuyos programas de formación sólo suelen alcanzar al exiguo porcentaje del profesorado de nueva incorporación. 

Hay instituciones que estimulan y hasta presionan a su profesorado para que introduzca en su docencia innovaciones metodológicas, fomentan la creación de grupos de innovación docente y premian a sus profesores cuando innovan. Hay instituciones que promueven la difusión de buenas prácticas docentes, proponiendo a los innovadores exitosos cómo modelo y ejemplo para orientar a  sus compañeros para que puedan mejorar su docencia. Estas universidades que quieren mejorar su docencia identifican a los líderes en innovación de su propia institución y les ofrecen respaldo institucional, visibilidad y medios para que difundan y compartan con sus compañeros sus prácticas docentes innovadoras.

 El ejemplo paradigmático de universidad española con un buen sistema de formación del profesorado sería la Universidad politécnica de Valencia que desde hace dos décadas tiene el mejor programa de formación del profesorado de España. Hay universidades que hasta en los tiempos de crisis presupuestaria han demostrado su voluntad para seguir formando a su profesorado manteniendo frente a los recortes sus programas de formación. Hay universidades que en los últimos años han sido capaces de enmendar los errores del pasado y han reforzado la formación continua de su profesorado y hay otras que han hecho lo contrario interrumpiendo programas de formación continua de gran calidad.

El caso es que frente a las universidades que aprenden hay otras universidades que no aprenden de la misma manera, cuyos dirigentes parecen no enterarse de como la tecnología va afectar a la educación superior en las próximas décadas. Hay universidades que permanecen mayoritariamente ancladas en el inmovilismo docente más tradicional (y a veces hasta  rancio). El día en que los alumnos llenen unas y empiecen a dejar vacías otras, habrá universidades con un serio problema. Hasta ahora el 70 % o más de los alumnos universitarios españoles estudian en una Universidad de su comunidad autónoma pero esto puede cambiar y de hecho ya esta cambiando. Cada año son más los alumnos de provincias que escogen por diversas razones venir a estudiar a las universidades madrileñas provocando dificultad para completar las listas de alumnos en facultades de la universidades regionales o provinciales. Además, en algunas comunidades con varias universidades en el mismo espacio geográfico (por ejemplo en la Comunidad de Madrid) unas universidades compiten con otras por los alumnos y en algunas titulaciones unas facultades concentran la demanda mientras otras se quedan sin alumnos y tienen que cerrar programas formativos por falta de alumnos.

Es un hecho constatado que se esta incrementando la competencia de las universidades por atraer a nuevos alumnos y como fruto de ello hay universidades que ganan nuevos alumnos mientras que otras los pierden. Hay Universidades con planes estratégicos que intentan anticiparse a los cambios en educación superior y hay universidades que posiblemente sólo llegarán a enterarse de que las cosas están cambiando cuando tengan que empezar a tomar decisiones drásticas y urgentes en situaciones desesperadas y cerrar titulaciones e incluso centros inviables. La profunda crisis presupuestaria del estado Español no va a  dejar más opción que aumentar la eficiencia de las universidades para lograr mejorar la educación que ofrecen, con el escaso presupuesto que la comunidad autónoma correspondiente ponga a su disposición.

En este contexto de cambio acelerado y forzado por la adversidad de las circunstancias, habrá instituciones que sabrán cambiar y adaptarse a las nuevos alumnos y a su cambiante realidad, mientras que otras peor dirigidas que seguirán haciendo lo de siempre y por ello serán las que mayor probabilidad tendrán de perder en la cada vez más dura competencia por los nuevos alumnos.

En los últimos años las universidades españolas han perdido más de 100.000 alumnos matriculados en estudios de grado. Esta disminución no ha sido uniforme, en los últimos años hemos asistido a como algunas universidades han aumentado el numero de alumnos (sumando los de grado y máster) mientras el de otras ha disminuido significativamente. En algunos casos estas diferencias se asocian a comunidades con un considerable declive poblacional como Asturias, Cantabría, Castilla León o incluso el País Vasco.

Sin embargo,  en otras ocasiones se producen diferencias entre universidades de la misma comunidad autónoma. Mi predicción es que estas diferencias se incrementarán en los próximos años pues el alumnado que en otros tiempos  se mantenía cautivo de su Universidad regional más próxima cada vez lo será menos. Las  grandes universidades mantendrán la ventaja de su mayor tamaño y taparán sus vergüenzas como la disminución de alumnos o el volumen de su deuda publicitando rankings universitarios que favorecen al burro grande ande o no ande. Veremos como universidades provinciales o regionales pequeñas luchan denodadamente por retener su porción del decreciente pool de alumnos locales y evitar que emigre a las  más atractivas universidades de las grades urbes. 
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En este contexto de incertidumbre podemos definir como practicas de riesgo institucional a aquellas practicas que podrían poner en riesgo la  viabilidad y la supervivencia futura de una institución universitaria. La inmovilidad en prácticas docentes de mediocre calidad es una práctica de riesgo para la institución que la consiente. Parece lógico concluir que como instituciones con ánimo de subsistencia deberíamos evitar esas prácticas, pero sin embargo somos esclavos de nuestras inercias y de los malos hábitos que hemos ido desarrollando en las épocas de vacas gordas y que ahora no es posible mantener en época de vacas flacas.

  Para que los alumnos universitarios que estudian en las universidades españolas desarrollen sus competencias transversales que les serán útiles en su futuro desempeño profesional  es necesario un cambio metodológico radical  que abandone formas ineficaces de enseñanza. El problema es que estas formas tradicionales de enseñanza (como el abuso de la clase magistral expositiva) son muy cómodas para los alumnos (acostumbrados a un role pasivo) y sobre todo para los profesores que al final son los que deciden que es lo que se hace y lo que no se hace en sus aulas (aunque sus alumnos pueden decidir ponerse auriculares discretos y disfrutar de la wifi en su portátil).


The laptop lecture a waste of tiime and money for many students


A la mayoría de los profesores lo que menos esfuerzo les cuesta y lo que menos les perturba y estresa  es repetir este año lo que ya hicieron el año pasado. Por ello, la resistencia de la mayoría del profesorado universitario al cambio metodológico es tenaz y ni el Espacio Europeo de Educación Superior con su énfasis en la evaluación continua, los grupos de tamaño reducido y el trabajo autónomo de los alumnos ha sido capaz de doblegar la resistencia del profesorado más comodón pues lo que mas conviene a los profesores vagos es la evaluación final realizada exclusivamente con exámenes de test de corrección automática, los grandes grupos, los seminarios ¡de grupo único! y el pacto diabólico no escrito entre profesores y alumnos, pero asumido por ambos: "vosotros hacer como si yo os enseñase muy bien y yo haré como si vosotros aprendieseis muchísimo.

Para superar esta enconada resistencia a la mejora de las buenas prácticas docentes seria necesario un cambio de mentalidad del profesorado que se convenciese de que hay mejores maneras de enseñar a nuestros alumnos que el seguir a ciegas la metodología tradicional. Para que este cambio se produjese sería necesario un programa intensivo de formación continua del profesorado que alcanzase al menos a todo aquel profesorado que esté voluntariamente dispuesto a hacer la inversión de tiempo, esfuerzo y energía necesarios para reciclarse y ponerse al día en metodologías para mejorar su enseñanza.

 Siguiendo con las teorías de difusión de innovaciones en el seno de organizaciones de Everett Rogers tal vez con lograr que el 16% de los profesores mas innovadores y comprometidos con su enseñanza (innovators plus early adopters) implanten nuevas metodologías, podríamos empezar a lograr la difusión de estas mejores prácticas entre la mayoría del profesorado.


Por ello durante el  último quinquenio antes de la implantación del EEES casi todas las universidades invirtieron en la formación continua de su  profesorado. Sólo unas pocas escatimaron sus esfuerzos o cometieron el tremendo error estratégico de concentrarlos exclusivamente en los másteres de formación inicial del profesorado olvidando la formación continua de los profesores senior. Con ello construyeron sistemas de formación de profesorado muy costosos  e insostenibles a largo plazo (por tanto inviables) además de completamente irrelevantes para el profesorado senior y la docencia disciplinar.

Luego vino la crisis y los drásticos recortes en formación. El agotamiento de los fondos con los que se sufragaban los másteres "gratuitos al profesorado". Los profesores perdieron repentinamente el interés por hacer el máster cuando este dejó de ser gratuito. Esto provocó los anunciados cierres de los insostenibles y costosos másteres de formación inicial (una estrategia que ha demostrado ser más errónea todavía cuando algunas instituciones no han renovado sus contratos precisamente a aquellos profesores noveles a los que habían destinado su programa de formación durante los 5-10 años anteriores).

 Lamentablemente en muchas universidades españolas la formación del profesorado es algo que se hacía antes de la crisis, pero casi se  eliminó durante años o se redujo dramáticamente por los recortes presupuestarios. Al recortar sus presupuestos de formación, varias universidades generaron una formación autárquica proporcionada por sus propios profesores que ahorraba en expertos externos. Sin embargo, esta  forma de generar una formación low cost, ha mostrado ser una forma muy ineficiente de formar al profesorado con programas repletos de cursos de baja calidad y de impactos difícilmente perceptibles o nulos. En algunas universidades dejaron hasta de evaluar la calidad de los cursos de formación del profesorado que se impartían (¡!).

Por tanto, si aceptamos que para que se produzca el cambio metodológico es necesario que la formación continua del profesorado llegue a un porcentaje amplio del profesorado de la institución y que esta sea eficaz en promover cambios en la docencia del profesorado participante. Debemos diseñar la formación del profesorado para que nuestros mejores profesores vayan incorporando cambios y abandonando formas obsoletas de docencia como la clase magistral y las prácticas que consisten en seguir de manera acrítica recetas de libro de cocina.


Una formación del profesorado ineficiente es aquella que no produce mejoras en la docencia impartida por ese profesorado que recibe la formación. Incluso en las contadas ocasiones  en que que el curso estuvo bien y el profesor era un reconocido experto en el tema que entusiasmó a los participantes, y los divirtió con  actividades interesantes y tareas formativas y entretenidas no podemos garantizar o acreditar sólo con ello que vaya a producirse un impacto sobre la práctica docente de los profesores participantes.

Si meses después no se logró que los participantes cambiasen un ápice de lo que hacen para enseñar a sus alumnos, la acción formativa no fue eficaz pues no produjo cambios significativos en la docencia de los profesores formados. Con una formación así, sin impacto, que no produce cambios sobre la práctica docente de los profesores formados no vamos a cambiar gran cosa y no llegaremos a ningún sitio. Es necesario que las acciones formativas tengan un impacto transformativo sobre la docencia de los profesores que participan en ellas. A continuación hablaremos de nuestros nuevos talleres de formación del profesorado que buscan aumentar la probabilidad de un  cambio significativo en la práctica docente de los docentes que participan en ellos. 

Hace un par de cursos aprovechando que las universidades empezaban a salir de la crisis presupuestaria y nos solicitaban talleres de mayor duración, decidimos repensar el taller de formación del profesorado sobre flipped learning que veníamos impartiendo en la universidad de Alcalá para aumentar su impacto pobre la práctica docente de los profesores formados. El think tank del grupo de innovación magistrales anónimos empezó a diseñar estrategias para lograr que nuestro taller produjese más cambios en la práctica docente de aquellos profesores que participan en ella. Así diseñamos un nuevo taller con la intención de aumentar la probabilidad de que produjese  cambios en lo que harán los profesores participantes con sus alumnos tras haber asistido al taller. Diseñamos el taller para que aportase a los participantes en él varias cosas: motivos para cambiar, nuevas y buenas ideas para cambiar, procedimientos de eficiencia probada para lograrlo y oportunidades para que los participantes apliquen estos procedimientos propuestos a sus propias materias como uno de los requisitos para la certificación del aprovechamiento del taller.

El nuevo taller formativo para motivar al profesorado universitariosa poner en práctica el modelo flipped

 Decidimos que una buena estrategia era primero producir un shock al profesorado asistente, demostrándole lo ineficaces, inadecuados y desalineados que son los métodos expositivos tradicionales para a partir de ahí mostrar prácticas alternativas mas eficaces (aprendizaje activo, aprendizaje inductivo, flipped learning y evaluación formativa) cuya eficacia ha sido documentada y demostrada mediante investigación debidamente publicada en artículos de investigación y revisión en revistas de impacto (Hake, Mazur, Prince, Knight, Deslauriers, Freeman, Karpicke). 

A continuación mostramos evidencias de que estas metodologías, no sólo funcionan en las mejores universidades del mundo, sino que han sido puestas en práctica con notable éxito en universidades españolas. El artículo Nuevas combinaciones de aula inversa con just in time teaching y análisis de respuestas de alumnos publicado recientemente  en la Revista Iberoamericana de Educación a Distancia es un buen ejemplo de como la combinación de un modelo de aula inversa  con recepción de feedback de los alumnos, ayuda a sus profesores a detectar problemas de comprensión, mejorar los materiales instructivos y adaptar las actividades de clase a las necesidades e intereses mostrados por los alumnos. Esta mejora de la enseñanza se traduce en mejoras del aprendizaje como son los aumentos de calificaciones medias en las pruebas de evaluación acreditativa del aprendizaje, la disminución de la tasa de fracaso académico en la asignatura, el aumento de la tasa de alumnos que alcanzan nivel de maestría (notable alto, sobresaliente y matrícula). También se traduce en mejoras de la valoración de los alumnos sobre la docencia recibida.

Impacto del flipped learning sobre la preparación de los alumnos para las clases (fila superior)
 y sobre las calificaciones en las pruebas de evaluación del aprendizaje (fila inferior)

Impacto del flipped learning sobre la valoración de la actividad docente por parte de los alumnos

 Tras convencer a los participantes de que a día de hoy, hay nuevos métodos que mejoran significativamente el aprendizaje de los alumnos universitarios, hay que propiciar el compromiso  de los profesores formados para que empiecen a experimentar  estos nuevos métodos con sus alumnos. La mejor manera de propiciar este compromiso del profesorado participante en la formación con la puesta en práctica de los métodos propuestos es que la formación incluya como tarea obligatoria  que los profesores deberán preparar todos los materiales necesarios para implementar el inicio del cambio con sus alumnos. Esto garantiza que los profesores participantes en la acción formativa fabriquen durante el taller todos aquellos materiales necesarios para poner en práctica la innovación propuesta en un tema piloto de alguna de sus asignaturas.
Estas 10 maneras de mejorar el aprendizaje universitario se asocian a operaciones que debemos aprender a hacer los profesores y que están escritas en rojo en la siguiente tabla. Estos cambios en nuestra forma de enseñar no se aprender a hacer simplemente escuchando como hacerlo, deben ser practicados por los profesores participantes en la formación, que deben desarrollar proyectos de implementación de estos cambios en las asignaturas que imparten con sus propios alumnos.

Esta tabla añade a cada manera de mejorar la acción a emprender o lema sobre lo que hay que hacer para cambiar
(en la columna derecha en rojo)
Esta noción de diseñar la formación del profesorado para que tenga impacto sobre la docencia de los profesores formados descarta la utilidad de la formación relámpago en la que el formador aparece, imparte una conferencia y desaparece para no volver a aparecer más. Esta metodología low cost tan de moda hoy en día (en algunas universidades cicateras para reducir los costes) es completamente ineficaz. Reduce los costes de la formación del profesorado pero reduce en mayor proporción el impacto potencial de la acción formativa sobre la docencia de los profesores formados. Para que se produzca mayor impacto es necesario que el formador y los  participantes  se reúnan al menos dos veces para que estos dispongan de tiempo entre las reuniones presenciales para ejecutar proyectos de actividades innovadoras y las implementen como parte de las actividades necesarias para  obtener la evaluación favorable de su participación en el curso.

El resultado de este proceso de rediseño de nuestro taller de flipped learning fue denominado 
"Flipped classroom: cómo lograr que el modelo de aprendizaje inverso fomente el estudio, el aprendizaje activo y la enseñanza funcional"
 que durante el último curso se impartió en tres ocasiones con gran éxito en la Universidad en de Valladolid (dos veces en Valladolid y una en Segovia) utilizando una estrategia destinada a favorecer el fomento del cambio metodológico en los profesores participantes.
Esta estrategia pretende
  1. Que los participantes reflexionen sobre lo que quieren que aprendan sus alumnos y evalúen si eso se produce en grado óptimo con las metodologías que actualmente emplean para enseñar y evaluar.
  2. Que queden abrumados por la evidencia publicada que demuestra que con estas estrategias flipped los alumnos aprenden más (el doble o el triple ) que con las metodologías tradicionales. Que vean resultados de este cambio con alumnos universitarios españoles
  3. Que comprendan cómo se implementan las metodologías flipped y cómo pueden aplicarse a distintas disciplinas.
  4. Que conozcan estudios de casos de personas que participaron en talleres anteriores y empezaron a implementarlo y presencien los testimonios en vídeo de profesores que cuentan sus experiencias de éxito con el flipped  
    1. La mía
    2. mis compañeros de área y miembros del grupo magistrales anónimos
    3. Profesores que han implementado el aprendizaje inverso en sus asignaturas.
     5. Que los participantes experimenten estas metodologías desde el punto de vista del alumno.
               Para ello hacemos y practicamos
               1. just in time teaching pidiendo a los alumnos que estudien y rellenen cuestionarios. 
                2. Peer instruction discutiendo preguntas en sesiones presenciales, 
                3. Aprendizaje activo ( think, pair share), 
                4. Un examen que luego discutimos al modo del Team Based Learning. 
                5. Flipped classroom pedimos a los participantes que estudien materiales,  vean vídeos y                       revisen  materiales que les enviamos antes de las sesiones.
                6. Métodos de aprendizaje activo
     6.  Que los participantes se preparen para ponerlas en práctica desde el punto de vista del profesor.

    1. Que conozcan procesos y herramientas necesarios para implementar estas metodologías.
    2. Que practiquen el uso de las herramientas tecnológicas necesarias para el aseguramiento del estudio previo y la evaluación formativa en clase
    3. Que fabriquen como tarea del taller todos los materiales y instructivos y de evaluación formativa necesarios para invertir el tema piloto que prefieran de una de las asignaturas que imparten (creando documentos y cuestionarios on line, usando vídeos de otros, editándolos o creándolos) y que se comprometan a ponerlo en práctica como una una experiencia piloto con sus alumnos.
En nuestro taller enseñamos a poner en práctica un modelo de flipped learning adaptativo
para adaptar nuestros materiales instructivos y actividades de clase a las necesidades de nuestros alumnos

Este taller lo ofrecemos en dos modalidades para profesores de universidad. Una con tres sesiones presenciales de seis horas o seis sesiones de tres horas (18  horas en total) y otra de 4 sesiones presenciales de cinco horas (20 horas en total). Por ahora, sólo los profesores de las Universidades de Valladolid (en tres ocasiones), Alcalá en tres ocasiones y Lleida han tenido la fortuna de poder asistir a  estos talleres en sus universidades. Si eres profesor de alguna de estas tres universidades puedes esperar a la próxima edición de este curso, si no tienes esa fortuna puedes enviar el link a esta entrada al ICE u otro organismo responsable de la formación del profesorado en tu universidad solicitando la realización de un taller práctico en flipped learning.

Si no tienes la fortuna de que tu Universidad organice un curso de formación tienes la oportunidad de aprender por ti mismo.
 Si estas interesado en aprender sobre las maneras de lograr que tus alumnos aprendan más y mejor encontrarás muchas ideas que te ayudarán a conseguirlo leyendo el libro Flipped learning: aplicar el modelo de aprendizaje inverso.


La lectura de este libro te ayudará a implementar el modelo de aprendizaje inverso o flipped learning en tus asignaturas universitarias. Puedes acceder a este libro en este link en Amazon. Este libro ha recibido reseñas muy favorables de expertos en flipped learning como Javier Tourón (UNIR)Manuel Jesús Fernández Naranjo, Domingo Chica Pardo  y Nuria Hernández Nanclares (Universidad de Oviedo) en sus respectivos blogs (puedes acceder a las reseñas picando en los links), así como valoraciones muy positivas (más del 90% de ellas de cinco estrellas) por los lectores del libro en Amazon  (disponibles picando en este link ).  También puedes leer gratuitamente las primeras 22 páginas del libro en Amazon (picando en: echa un vistazo)  y así decidir por ti mismo si este libro te puede ayudar a aprender a poner en práctica el flipped learning en algunos de los temas de tus asignaturas universitarias.